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El codiciado apoyo judío

  • Obama ha perdido un 10% del apoyo del este colectivo a causa de la decepción por la falta de iniciativa en el proceso de paz o bien a que les influye la situación económica

El presidente estadounidense, Barack Obama, no ha conseguido avances en el proceso de paz de Oriente Próximo, pero la mayoría de los electores judíos en EEUU parecen apoyar su candidatura a la reelección en noviembre, si es que hasta entonces no da lo que el colectivo considere un paso en falso.

Según las últimas encuestas, Obama ha perdido alrededor del 10% del apoyo de los judíos del país, que fueron hasta ahora casi una garantía para el Partido Demócrata. Y la pregunta que cabe hacerse es si ello se debe a que los judíos están decepcionados por la falta de iniciativa de Obama en el proceso de paz o a que les influye la situación económica igual que a cualquier otro estadounidense.

"En los últimos comicios de 2008, entre el 70% y el 80% de los judíos votaron por él, aunque su actuación en Oriente Próximo era aún incierta", señaló el presidente de la Liga Judía contra la Difamación, Abe Foxman, en Nueva York. "Mientras, Obama ya ha dejado de ser una hoja en blanco y el apoyo (en la comunidad judía) ronda el 65%".

"Creo que todos vemos hoy a Obama de modo diferente", afirmó el periodista y director fundador del teatro judío de Nueva York, Tuvia Tenenbom. "Al principio nos parecía casi un dios. Pero ha quedado claro que Obama es sólo un político".

Sin embargo, en relación con la pérdida de apoyo al presidente en todo el país, entre los judíos es pequeña, aseguró Tenenbom. El republicano Mitt Romney sólo tendría, según un sondeo de Gallup de junio, el 29% de los votos de la comunidad judía. "Los judíos de Estados Unidos no sufren menos que otros por la situación económica", afirmó el politólogo Jeffrey Helmreich, que analiza desde hace años las decisiones de los electores judíos en el país para el Centro de Asuntos Públicos de Jerusalén.

"Israel sólo es un tema importante a la hora cuando se encuentran en apuros para decidir unas elecciones", afirma Helmreich, "o cuando su situación es percibida por los judíos en Estados Unidos como de emergencia".

Los judíos conforman menos del 3% de la población estadounidense, pero su influencia es considerablemente mayor que su cifra, explicó Helmreich. Entre el 10% y el 15% de los electores judíos votan a los republicanos y el 60% o más suelen hacerlo normalmente a los demócratas.

El 25% restante son de tendencia cambiante y pueden inclinar la balanza en estados como Florida, California, Ohio o Pensilvania, donde demócratas y republicanos suelen protagonizar las luchas más ajustadas. No por nada George W. Bush y su contrincante para la Casa Blanca en 2000 Al Gore viajaban continuamente a Florida, cuenta Helmreich.

Desde una perspectiva histórica, el caso de Ronald Reagan es uno de los que mejor muestra la influencia de los electores cambiantes judíos. El republicano se declaró abiertamente en 1980 como proisraelí, mientras su contrincante, el demócrata Jimmy Carter, era considerado más proárabe entre los judíos estadounidenses por sus contactos con Egipto. Al final, Reagan ganó casi el 40% de los votos judíos y Carter fue expulsado de la Casa Blanca.

En un caso contrario, el presidente George H. Bush perdió el apoyo de los electores judíos por una amenaza a Israel en 1992: sólo uno de cada diez judíos le mostró su apoyo y perdió la reelección, cuenta el politólogo.

El "factor Israel" también fue importante en 1972, cuando Richard Nixon presentó al demócrata George McGovern en la campaña electoral como un opositor al apoyo estadounidense deseado por Israel. Nixon ganó los comicios.

Tenenbom y Helmreich, entre otros, no ven hasta ahora un peligro para Obama en el sector del electorado judío. "Si no comete un grave error, la mayoría de ese colectivo a su favor es segura", afirmó Tenenbom.

Aunque Helmreich no está del todo confiado: aún no es demasiado tarde para que Romney pueda retratar a Obama como enemigo de Israel. "Si el republicano logra influir a su favor a los electores cambiantes y convencerlos de que lo perciban como una amenaza para Israel, podría ser mortal para su reelección".

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