-¿Cómo valora Israel los últimos acontecimientos en Irán, en especial tras las elecciones?

-Desde hace años, Irán es la principal preocupación para Israel porque detrás de su régimen hay una ideología basada en el odio hacia nuestro país. Su presidente niega el Holocausto y llama cada dos por tres a los musulmanes a destruir el Estado israelí. A ello hay que añadir que está en disposición de tener armas nucleraes. Las elecciones han demostrado que se trata de un régimen que no tiene ningún pudor a la hora de manipular los resultados, por ejemplo. El peligro iraní existía antes y existe ahora y por eso la comunidad internacional debe evitar la tibieza que está demostrando y plantearse la imposición de sanciones mucho más duras.

-¿Cree que los líderes opositores iraníes suponen un verdadero cambio o son más de lo mismo d?

-No quiero minusvalorar la importancia de los acontecimientos que hemos vivido en los últimos días. Se demuestra que la población ya está harta de Ahmadineyad. Pero no podemos olvidar que el programa nuclear iraní fue puesto en marcha por Mir Hussein Mousavi, el que ahora se presenta como principal adalid de la oposición. Las protestas son acontecimientos importantes pero que no deben dar lugar a esperanzas desmesuradas. Por eso es imprescindible que la comunidad internacional diga ya basta a Ahmadineyad.

-El nuevo Gobierno de EEUU ha optado por el diálogo con Teherán frente a la política de dureza de George Bush...

-La Administración Obama busca camino del diálogo y la negociación. Y a mí me parece bien porque es mejor dialogar que hacer la guerra. Pero los norteamericanos deben darse cuenta de que para bailar un tango es preciso que haya dos partes dispuestas a bailarlo. Los iraníes únicamente pretenden ganar tiempo ante la comunidad internacional. Y ahora ya no sabemos cuánto tiempo tardarán en conseguir la bomba atómica, si es cuestión de años o sólo de meses.

-¿Pero el endurecimiento de las sanciones no supondría un espaldarazo a Ahmadineyad?

-Hay que hacerlo bien para que un régimen de sanciones no empuje a los iraníes a apoyar a Ahmadineyad. Se trata de demostrar a la población que mientras sigan teniendo a ese presidente su situación nunca va a mejorar.