El adiós del decano de los tiranos Un Castro sustituye a otro sin que la dictadura dé signos de cambiar lo más mínimo

Un leal sucesor en la sombra

  • Raúl, el hermano más joven y fiel a Fidel, menos mesiánico pero igual de duro, se ha convertido en el nuevo presidente de Cuba con el apoyo del Ejército y rodeado de la 'vieja guardia' del Partido Comunista

Raúl Castro tiene en sus manos la responsabilidad de decidir el futuro de Cuba. Entre la continuidad del régimen castrista o la difícil transición hacia la democracia en una isla que, desde hace más de medio siglo, no conoce otra manera de vivir.

Todo está bien atado desde hace años para que este hombre, que ha dedicado sus 76 años de vida a construir las dos instituciones más sólidas del régimen, el Partido Comunista de Cuba y las Fuerzas Armadas Revolucionarias (FAR), continúe con el legado fidelista.

El hermano más joven y leal de Fidel Castro es mucho menos carismático y mesiánico. Aquejado también de múltiples dolencias (muchos dicen que abusa del alcohol), viste uniforme militar, pero distinto del verde olivo que lucía su hermano, pues su chaqueta color caqui porta siempre varias hileras de condecoraciones.

Raúl Modesto Castro Ruz nació el 3 de junio de 1931 en la aldea de Birán, al sur de Cuba, donde vieron la luz todos los hermanos Castro. El escaso parecido físico entre Fidel y Raúl, con un corte asiático en los ojos único en la familia, ha sido siempre objeto de especulaciones sobre su progenitor. El escritor Norberto Fuentes sostiene en su libro Dulces guerreros cubanos que Raúl, apodado el Pulguita, nació de una relación fortuita entre Lina Ruz González, la madre de Fidel, y un sargento de la Guardia Rural de Birán llamado Felipe Miraval Miraval, alias el Chino.

"Fidel es grande, barbudo y carismático, dotado de un fuerte talento oratorio, espíritu vivo y de apariciones radiantes. Por el contrario, Raúl es pequeño, casi imberbe, de un humor mezclado, pero también de un espíritu frío y metódico", compara Bertrand Rosenthal a los hermanos Castro en su libro Fin de siglo en La Habana.

Al igual que Fidel, Raúl estudió en el famoso colegio jesuita Belén de la capital cubana, aunque después renegó de la educación católica y abrazó el marxismo, afiliándose a los 22 años al Partido Comunista y entregándose de lleno a la lucha revolucionaria.

En febrero de 1953, Raúl viajó a Viena para participar en el Congreso Mundial de la Juventud auspiciado por la antigua Unión Soviética, donde entabló buenas relaciones con oficiales de la KGB que le llevaron a visitar Rumanía, Hungría y Checoslovaquia.

Desde muy joven, Raúl ha seguido a su hermano tanto en sus ideas como en proyectos políticos, pero siempre entre bastidores: el asalto al cuartel Moncada, la prisión en la isla de Pinos, el exilio en México, la expedición en el Granma, la guerrilla en Sierra Maestra y, en 1959, la entrada en La Habana junto a los héroes populares.

Raúl ascendió a comandante durante la lucha clandestina de los años 50, época en la que conoció a la guerrillera Vilma Espín, hija de una familia aristocrática cubana, con la que se casaría tras el triunfo de la revolución. Con ella tuvo un hijo y tres hijas.

Vilma Espín era la dirigente de la Federación de Mujeres de Cuba y, durante décadas, representó el papel de primera dama ante la falta de reconocimiento oficial de la unión entre Fidel Castro y su pareja Dalia Soto del Valle. A pesar de que, hasta la muerte de Vilma el año pasado, ambos se seguían presentando como un matrimonio, en realidad vivían separados desde hacía muchos años. Raúl reside en un edificio construido para él en una base militar en La Coronela.

Al inicio del régimen castrista, Raúl se encargó de convertir la milicia de guajiros que les dio la victoria en un Ejército capaz de aguantar los envites de las ambiciones internacionales de su hermano mayor. Bajo su mando, las FAR se convirtieron en el Ejército más poderoso de América Latina.

Según el ex analista de la CIA Brian Latell, Raúl es temido por muchos cubanos porque en numerosas ocasiones ha sido el ejecutor del régimen, el estalinista y hombre de la línea dura en los asuntos sociales y culturales.

Se le considera responsable de la ejecución de opositores al régimen y de rivales internos, como el general Arnaldo Ochoa, héroe de las tropas cubanas en África, ejecutado tras ser acusado en 1989 de corrupción y narcotráfico.

Sin embargo, aunque a Raúl se le atribuye una imagen de hombre ortodoxo, también tiene un lado más pragmático y estadista demostrado en épocas de crisis.

Tras el colapso del bloque soviético, fue Raúl quien compactó el aparato militar e instituyó un sistema de autoabastecimiento alimentario en las granjas de las FAR para que el país remontara el vuelo. Con Raúl, el Ejército cubano cobró una mayor presencia en los sectores clave de la economía, especialmente en el turismo, donde controla la mayor parte de las empresas a través del Grupo Gaviota.

Esta corporación privada, controlada por oficiales en activo y retirados de las FAR, se ha ido convirtiendo en uno de los grupos empresariales de más rápido crecimiento. En 2000, Gaviota S.A. llevó a sus hoteles al 15 por ciento de los turistas que visitaban Cuba.

Toda su vida fiel al máximo líder, aunque en la sombra, ha tenido su recompensa con la confianza expresada por Fidel en su hermano pequeño. En junio de 2001, tras sufrir un desmayo en un acto público, Fidel Castro comunicó abiertamente sus deseos sucesorios: "Realmente, después de mí es el que tiene más experiencia, más conocimiento".

Ahora queda por saber qué camino tomará Raúl al mando del régimen castrista, entre otras cosas porque ningún Gobierno totalitario ha sido capaz de diseñar un sistema fluido de sucesión.

El escritor y periodista Carlos Alberto Montaner, quien dirige desde España el grupo anticastrista Unión Liberal Cubana, asegura que Raúl "se verá obligado a propiciar la apertura hacia la libertad política y económica de la isla".

Los Castro aprendieron bien la lección tras la caída del comunismo en la Europa del Este y siempre se jactaron de que en Cuba nunca ocurriría lo mismo. Walesa en Polonia, Honecker en la Alemania Oriental, Gorvachov en la URSS, Zhirkov en Bulgaria o Ceaucescu en Rumanía, fueron para los fidelistas "enemigos" del comunismo.

Raúl podría optar por imitar el modelo de socialismo chino, que admira profundamente porque ha sabido introducir al país en una economía de mercado manteniendo al Partido Comunista en el control político.

Montaner asegura en su libro Víspera final que la mejor opción de Raúl es la de "pactar una salida negociada para que no les investiguen ni a él ni a sus colaboradores". Como una ley de obediencia debida que le salve del deshonor y evite que un centenar de personas sean juzgados en La Habana o extraditados a Florida, como ocurrió con Noriega.

Pero lo único que ha dejado claro Raúl sobre su futuro lo hizo el verano de 2006 y repitió el domingo: "El único heredero de Fidel es el Partido Comunista Cubano". Y el 4 de agosto, en medio de un gran hermetismo sobre la evolución de la salud de Fidel, cuando ejercía como presidente en funciones en la sombra, hizo saber a través de los medios oficiales de la isla que la palabra "transición" no está en el vocabulario de los cubanos.

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