Las integrantes del grupo femenino punk ruso Pussy Riot tuvieron que ser atendidas este miércoles por un médico de urgencia tras sufrir un desvanecimiento durante el juicio, en el tercer día del controvertido proceso que se desarrolla en el tribunal del distrito de Jamovniki, en Moscú. La defensa señaló que su estado se debe al mal trato que reciben en prisión: apenas han dormido, comido y en el primer día del proceso pasaron 12 horas encerradas en una jaula de plexiglas sin poder salir ni siquiera al baño, dijo su abogado citado por la agencia de noticias Interfax. 

Las acusadas volvieron a denunciar "torturas" en el proceso. Los defensores de los derechos humanos también criticaron las condiciones de prisión preventiva en que se encuentran las acusadas. Sin embargo, los médicos señalaron, tras revisar rápidamente el estado de las mujeres, que éstas se encuentran en condiciones de afrontar el juicio.  Las tres, de entre 22 y 29 años, están acusadas de "vandalismo por odio religioso" por una espectacular y controvertida protesta en una iglesia contra el presidente Vladimir Putin, por lo que podrían ser condenadas a siete años de prisión. 

El grupo grabó un rezo en febrero al ritmo de la música en la catedral del Cristo Redentor de Moscú, pidiendo que Rusia se liberara de Putin. La fiscalía alega que con su baile "vulgar" en el altar hirieron los sentimientos religiosos de los creyentes y basa su acusación en las declaraciones de nueve trabajadores de la catedral que se presentan como acusación particular.  La Defensa acusó a la fiscalía de realizar una "acusación fraudulenta", pues algunos miembros de la acusación particular fueron citados con palabras idénticas "incluso los mismos errores de expresión". 

La jueza Marina Syrova volvió a rechazar este miércoles una solicitud de inhibición en su contra. Además, tampoco concedió a la Defensa más tiempo para estudiar las 3.000 páginas de la acusación y postergó el proceso para la tarde del jueves. La defensa ha denunciado que se trata de un proceso político en el que la influyente Iglesia ortodoxa rusa está siendo utilizada para ese objetivo.  El caso sigue dividiendo a la opinión pública y a círculos políticos y religiosos. "Cuanto más dure el proceso más se convertirá en símbolo de la arbitrariedad de la Justicia en Rusia", escribía este miércoles Valeri Fedotov, del partido gobernante Rusia Unida en su blog. El político dijo que quiere mostrar que no todos en el partido son "fanáticos medievales".