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Más de 200 muertos en la peor masacre desde el inicio de la rebelión en Siria

  • La oposición denuncia el asedio por las tropas gubernamentales de la localidad de Tremseh para después bombardearla · El régimen vuelve a responsabilizar de la violencia a grupos terroristas

La masacre de más de 200 personas el jueves en la localidad siria de Tremseh, que podría ser una de las más sangrientas desde el comienzo de la rebelión en 2011, vuelve a cuestionar el efecto que la actual mediación internacional tiene en el conflicto en Siria.

Ubicada en la provincia central de Hama, uno de los feudos opositores al régimen de Bashar al Asad, la devastada localidad de Tremseh continuaba ayer cercada por las tropas gubernamentales tras la matanza denunciada por la oposición.

En declaraciones telefónicas desde Hama, el activista Abu Gazi acusó a los shabiha (sicarios del régimen) de los asesinatos y precisó que el Ejército sirio comenzó a asediar el jueves la zona, antes de bombardearla con intensidad.

Posteriormente, fuerzas armadas irrumpieron en las calles de Tremseh y se enfrentaron a rebeldes del Ejército Libre Sirio (ELS), que lograron abrir vías para que la población pudiera huir, aseguró Gazi.

El opositor Observatorio Sirio de Derechos Humanos señaló, por su parte, que decenas de rebeldes perdieron la vida en esos ataques, y que el impacto de los misiles causó la muerte de otros tantos civiles.

Los también opositores Comités de Coordinación Local equipararon esta forma de actuar con otras operaciones realizadas por las fuerzas leales al régimen y denunciaron la muerte ayer de medio centenar de personas en actos de violencia como la represión de las protestas, muchas de ellas en solidaridad con Tremseh.

En el recuerdo está la masacre de Hula, donde el pasado 25 de mayo murieron 165 personas, muchas de ellas mujeres y niños, según la ONU. Entonces, la comunidad internacional condenó enérgicamente la matanza y numerosos gobiernos occidentales acordaron expulsar a embajadores y diplomáticos sirios.

En este sentido, varios grupos opositores sirios mostraron ayer su decepción por la respuesta internacional, a la que le recriminan que no haya detenido aún el derramamiento de sangre en el país.

El Consejo Nacional Sirio (CNS), la principal formación opositora en el exilio y favorable a una intervención militar, criticó "el silencio y la incapacidad" de los principales organismos y potencias por desamparar a la población civil.

"No espero nada de la comunidad internacional porque no cumple con sus deberes", afirmó por teléfono el dirigente del CNS Mohamed Sarmini.

En un tono igualmente duro se expresaron los Hermanos Musulmanes de Siria, que criticaron la actuación de Rusia e Irán, aliados de Damasco, y la labor al mediador internacional Kofi Annan, que esta semana se entrevistó con Al Asad y viajó a Teherán para impulsar una solución pacífica al conflicto.

El régimen sirio, por su parte, volvió a responsabilizar de la violencia a supuestos grupos terroristas. Según la agencia oficial de noticias Sana, decenas de civiles murieron en Tremseh, así como un número indeterminado de terroristas y tres miembros de seguridad sirios.

A escasas kilómetros de la asediada ciudad, los observadores de la ONU presenciaron el despliegue de unidades mecanizadas y los helicópteros artillados de las fuerzas sirias.

Pese a que la misión de la ONU fue suspendida el 16 de junio por el deterioro de la seguridad, su jefe, el general Robert Mood, afirmó en Damasco que están listos para supervisar la situación en el terreno siempre que se garantice un alto el fuego en la zona.

Está previsto que dicha misión expire a finales de la próxima semana, salvo que su mandato lo extienda el Consejo de Seguridad de la ONU, al que Mood pidió que consensúe un plan que cumpla con las aspiraciones de los sirios y sea aceptado por las partes. Unos 300 observadores de la ONU supervisan desde hace casi tres meses la aplicación del plan de paz de Annan, que estipula el cese de la violencia, el repliegue militar de las ciudades y el inicio de un diálogo nacional, entre otros puntos.

Desde Ginebra, el mediador condenó ayer la masacre en Tremseh y acusó al Gobierno sirio de usar armamento pesado en las ciudades, a pesar de que se había comprometido a no hacerlo.

"Es más importante que nunca que los gobiernos con influencia la ejerzan más efectivamente para asegurar que la violencia acabe", enfatizó Annan.

El Reino Unido, Alemania y Rusia, entre otros países, condenaron también la matanza en Tremseh y pidieron a las autoridades sirias facilitar el esclarecimiento de los hechos y que sus responsables respondan de sus actos.

Hasta ahora, Rusia y China han boicoteado los intentos de condenar en el Consejo de Seguridad la represión en Siria, país en el que según los datos de la ONU han muerto más de 11.000 personas desde que en marzo de 2011 estallaran las protestas contra el régimen que dirige la familia Al Asad.

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