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El radical Al Sadr amenaza al Gobierno de Iraq con una "guerra abierta"

  • Las mezquitas de Ciudad Sadr, bastión del clérigo chií en Bagdad, dan la consigna de expulsar a las tropas de EEUU del país · El llamamiento coincide con una visita a la capital de Condoleezza Rice

Las mezquitas de Ciudad Sadr, bastión de Muqtada al Sadr en Bagdad, exhortaron ayer a expulsar a las tropas estadounidenses tras un llamamiento del líder radical chií, mientras la secretaria de Estado estadounidense, Condoleezza Rice, llegó a Bagdad por sorpresa.

"Luchen contra el ocupante, échenlo de sus casas", exhortaron la madrugada de ayer los altavoces usados para las oraciones de las mezquitas, según algunos habitantes del barrio.

En este último, la violencia ha causado al menos 15 muertos desde el sábado por la tarde, según fuentes médicas y la comandancia estadounidense.

Los altavoces difundieron el comunicado publicado el sábado por la noche por Muqtada al Sadr, en el que amenazó con una "guerra abierta" si las tropas iraquíes y estadounidenses siguen atacando su movimiento.

"Queremos que se levante el sitio a Ciudad Sadr", reclamaron las llamadas nocturnas difundidas por los hombres de Al Sadr en este feudo del noreste de Bagdad, donde viven dos millones de personas.

Esos mensajes acusaron también a Estados Unidos de sembrar cizaña entre los chiíes y exhortaron a las tropas iraquíes "a no luchar contra sus hermanos".

Desde hace días, las tropas iraquíes y estadounidenses mantienen enfrentamientos intermitentes con los milicianos chiíes en Ciudad Sadr.

Allí, las unidades estadounidenses han empezado a construir un muro para evitar los disparos de cohetes y morteros contra el resto de Bagdad.

Por su parte, Condoleezza Rice llegó ayer a la Zona Verde de Bagdad en una visita sorpresa. La jefa de la diplomacia norteamericana debe participar mañana en una conferencia internacional de países vecinos de Iraq en Kuwait.

Rice comenzó su visita con un encuentro con el primer ministro iraquí, Nuri al Maliki, para reunirse después con el presidente, Jalal Talabani. En el transcurso de su entrevista con Al Maliki, la secretaria de Estado estadounidense aplaudió "una consolidación del centro en la política iraquí" apropiada para tranquilizar los países árabes suníes respecto a un Gobierno controlado por chiíes.

"Nunca antes los suníes, los responsables kurdos y los chiíes que no tienen vínculos con los grupos especiales habían trabajado tan bien", declaró.

Según los responsables estadounidenses, los grupos especiales son los extremistas chiíes, acusados de ser financiados, equipados y entrenados por Irán para llevar a cabo operaciones contra EEUU en Iraq.

Para Washington, la reconciliación entre los diferentes grupos iraquíes es un imperativo para la estabilización en materia de seguridad, susceptible de justificar una reducción del contingente estadounidense antes de julio.

Las operaciones en Ciudad Sadr, que se reanudaron el 6 de abril, han causado al menos 125 muertos y decenas de heridos, la mayoría civiles.

Los estadounidenses aseguran que el objetivo de esas acciones es acabar con elementos incontrolados que desobedecen la orden de alto el fuego dada hace unas semanas por Al Sadr.

Pero los sadristas, la última milicia iraquí en oponerse totalmente a la presencia estadounidense en Iraq, dicen ser blanco de una campaña sistemática para eliminarlos.

"Doy una última advertencia (...) al Gobierno iraquí para que elija el camino de la paz y pare la violencia contra su propio pueblo; si no, será un Gobierno de destrucción", subrayó en su mensaje el líder radical chií, que lidera una milicia de 60.000 hombres, la más potente del país.

En Basora (sur), donde a finales de marzo se registraron violentos enfrentamientos entre tropas iraquíes y milicianos, soldados gubernamentales tomaron posición el sábado tras unas escaramuzas en uno de los barrios controlados por la milicia de Al Sadr en esa ciudad.

Respecto a la conferencia de Kuwait, se trata de la tercera de este tipo tras las celebradas en Sharm el-Sheij y Estambul, en mayo y noviembre del año pasado, respectivamente, y en ella participarán también Turquía, Irán, Siria, los miembros permanentes del Consejo de Seguridad de la ONU (EEUU, Rusia, China, Francia y el Reino Unido) y otros países industrializados miembros del G8.

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