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La reconciliación imposible

  • Veinte años después del colapso de la Unión Soviética y con la hegemonía de EEUU deteriorada, las dos superpotencias siguen intentado recomponer su tortuosa relación.

El colapso de la Unión Soviética hace 20 años no logró transformar del todo los lazos entre Rusia y Estados Unidos, pese a los intentos de recomponer la irritable relación entre ambas naciones que rivalizan por el dominio estratégico.

Pese a que desde el punto de vista económico Washington aún supera por lejos a Moscú en la escala global, dos décadas después Estados Unidos ya no es la única superpotencia mundial.

Y a pesar que las cifras del Banco Mundial revelan que el PIB de Rusia fue el año pasado apenas 10% del de Estados Unidos, Moscú busca afirmarse como uno de los principales pilares de un mundo multipolar.

El colapso soviético otorgó a Washington la oportunidad de ampliar su influencia sobre los escombros del imperio de la antigua URSS, pero el ejercicio del poderío estadounidense en la última década ha irritado a una Rusia con mayor autoconfianza, liderada por un fuerte Vladimir Putin.

Tras la discordia desatada por la invasión liderada por Estados Unidos de Iraq en 2003, la breve guerra entre Rusia y Georgia -aliado de Washington- en 2008 al final de la gestión de George W. Bush, hundió los lazos bilaterales a un nivel tan bajo como el exhibido tras la Guerra Fría.

También alimentó la percepción en el liderazgo ruso de que la OTAN representaba más una amenaza que un potencial socio.

Los esfuerzos del Gobierno del presidente Barack Obama para recomponer los lazos con Rusia tras la tensión de los años de gestión de Bush han dado, de hecho, resultados tangibles. Hay un nuevo Tratado de Reducción de Armas Estratégicas, cooperación en Afganistán, un acercamiento entre Rusia y la OTAN y un diálogo renovado en temas que van desde asuntos económicos a educación y adopción.

No obstante, la Casa Blanca no ha logrado convencer al Kremlin que el plan para desplegar un escudo de misiles en Europa no implica una amenaza para Rusia, pese a la reiterada argumentación de que el mismo tiene el objetivo de contener una eventual amenaza de Irán.

En respuesta, el presidente ruso Dimitri Medvedev anunció recientemente que Rusia había activado un sistema de radares para advertir el ingreso de misiles en Kaliningrado, en la frontera con la Unión Europea. Andrew Kuchins, experto en asuntos rusos, indicó que el presente desacuerdo es en parte "genuino", pero agregó que "la escalada de la retórica rusa en las últimas semanas tiene que ver con la campaña parlamentaria" para las elecciones legislativas del próximo domingo.

Desde la primavera boreal, Moscú también ha exteriorizado sus diferencias con Washington en el Consejo de Seguridad de la ONU. Ha criticado la intervención militar occidental en Libia y se ha plantado firme contra la aprobación de sanciones a Siria.

Putin también ha acusado a Estados Unidos de ser un "parásito" de la economía global.

El ex mandatario ruso devenido primer ministro es el favorito para regresar a la Presidencia en marzo de 2012, aunque Kuchins duda que la relación EEUU-Rusia sufra por ello.

"Lo que ocurre bajo el paraguas de la recomposición es realmente una normalización", dijo a la AFP Kuchins, experto del Centro de Estudios Internacionales y Estratégicos (CSIS), con sede en Washington.

"La posición en la que nos encontrábamos hace tres años no era del interés de Estados Unidos ni de la Federación Rusa", agregó.

Veinte años después del colapso de la Unión Soviética, el surgimiento de potencias económicas como China, Brasil, la India y Suráfrica está cambiando el paisaje político global.

La crisis financiera de 2008, y la crisis de la deuda de este año, han acelerado esa tendencia.

¿Pueden Rusia y Estados Unidos ser aliados en un mundo multipolar?

"El enfoque ruso sobre Estados Unidos y la OTAN como sus principales amenazas está cambiando un poco", dijo Kuchins.

"Tienen que preocuparse cada vez más por las implicancias del creciente poderío de China en oriente, que particularmente ejerce a través de la economía en su zona de los llamados intereses privilegiados", indicó. La "lógica de un acercamiento con Estados Unidos" radica en el aumento de la "incertidumbre", añadió.

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