Comidas de empresa

Diga que se siente orgulloso de su plantilla, la mejor del mundo, felicite las Pascuas, brinde y vámonos que nos vamos

Sentarse a la mesa con los compañeros de trabajo, se ha hecho tan inevitable, en Navidad, como comerse un polvorón. Tras haber asistido a una cuarentena de ellas y sobrevivir para contarlo, aquí van unos consejillos para debutantes. Si decide ir de chaqueta y corbata, recuerde que quitarse la chaqueta durante el ágape convierte la comida en barbacoa. Nunca lo haría, un poner, James Bond. Respecto a la corbata, cómprese la camisa con dos tallas más de cuello para evitar estar todo el tiempo metiéndose el dedo índice por el pescuezo, o aflojarse la corbata, gestos canis si se me permite el calificativo. Si además consigue que cuando sujeta la copa, no se le dispare el meñique, parecerá usted de mejor familia. Si a usted, hermosa, la madre naturaleza la ha dotado de dos muslos de envergadura y quiere mostrarlos al mundo en todo su esplendor, no se le ocurra comprarse una faldita de esas elásticas que quedan a dos dedos de los países bajos, so pena de estar toda la fiesta pegándole estirones, con falso pudor, por detrás y por delante, como una choni cualquiera. Si ha decidido retrasar su salida del armario, ¡Ojo!, no salte a la pista cuando el Dj. pinche A quien le importa de Alaska, Escándalo de Raphael y sobre todo el I will survive de Gloria Gaynor, canciones de ostentosa pluma. Sobre todo, cuidado con la musiquilla final de esta última. Atorníllese a la silla como Ulises se ató al palo mayor, para eludir el canto de las sirenas y su secretillo permanecerá a salvo.

Si piensa entrarle a la maciza de "Contabilidad" o al buenorro de "Servicio al cliente", hágalo entre la exaltación de la amistad y los cantos regionales, pero no tenga demasiadas esperanzas. Recuerde que las chicas van siempre a los lavabos en manada y allí la desanimarán, por pura envidia. Sublime sus sueños lúbricos, por el que le toque la lotería que es mucho más saludable. Si la vida le otorgó el rol de director, jefe, mandamás, patrón, gerente, CEO, baranda, vamos el que larga el discursito, por favor no reclame la atención con golpecitos de cuchara en la copa, que queda chungo. Diga que se siente orgulloso de su plantilla que es la mejor del mundo, felicite las Pascuas, brinde y vámonos que nos vamos. Si está a punto de un ERE, no se le ocurra desear que al año siguiente no falte nadie, porque convertirá la felicitación en una broma macabra. ¡Ea!, ya están avisados y pueden enfrentarse al timbal de langostinos y al medallón de solomillo. ¡Que aproveche!

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