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Cultura

Alberto Iglesias, entre Oriente y OccidenteEl 'tempo' del suspense políticoUn puñado de canciones de amor

En su segunda película norteamericana tras El jardinero fiel, estaThe kite runner dirigida por Marc Forster (Monster ball, Descubriendo Nunca Jamás) a partir del best-seller de Khaled Hosseini, apuesta fuerte de Dreamworks para los próximos Oscar, el compositor donostiarra Alberto Iglesias, reciente Premio Nacional de Cinematografía, coquetea abiertamente con los sonidos étnicos de la world music. Ambientación afgana obliga.

Sin embargo, lejos del pastiche habitual resultante en estos casos, en su vigorosa partitura se impone no sólo el habitual rigor compositivo marca de la casa, sino una interesantísima apropiación de los ritmos, timbres y modos de la música del Medio Oriente que no borran ni un ápice las distintivas maneras musicales del compositor de Los amantes del Círculo Polar o Volver.

Iglesias usa instrumentos autóctonos como el santur, el oud, el duduk, la lira cretense o el clarinete turco para asociarlos en sincrética armonía con la viola, la guitarra, el cello eléctrico o el piano, en una escritura contemporánea que no renuncia a la melodía como principal elemento asociativo. Completan la banda sonora algunas canciones afganas tradicionales.

John Williams plantó la semilla en JFK, Dave Grusin recogió los primeros frutos en su score para La tapadera, y Mark Isham prolonga ahora el estilo del género, a saber, atmosférico, rítmico y suspendido, en su ajustada banda sonora para el filme político del liberal Redford. El principal problema en estos casos es que la funcionalidad acaba por disolver el interés estrictamente musical del asunto.

Destinada a ser película de culto para enamorados urbanos, Once confía el 90 por ciento de su éxito a la pegada emocional de sus canciones, compuestas e interpretadas por su propio dúo protagonista, Glen Hansard y Marketa Irglova: irresistibles y pegadizos himnos a la soledad (Falling slowly), desgarradores cantos al amor perdido (Lies) o líricos pasajes para empastar la transición entre secuencias.

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