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Crítica de Flamenco

Alimento de nostálgicos

Tamara Lucio / Fernando Jiménez

Baile: Tamara Lucio, Fernando Jiménez. Cante: Vicente Gelo, Manuel Romero. Guitarra: José Manuel Martos. Lugar: Patio del Cicus. Fecha: Jueves 30 de julio. Aforo: Casi lleno.

Son dos jóvenes que quieren comerse el mundo. Y se lo comerán, qué duda cabe. Pero poco a poco. Porque el mundo es tan grande que puede resultar indigesto. Sus armas para este loable fin son una energía vibrante y una enorme técnica. Bailan muy bien. Salieron como caballos desbocados por los estilos de Málaga pero poco a poco la brida de la disciplina técnica los fue reconduciendo. Tamara Lucio bailó una soleá pastueña y Fernando Jiménez un taranto frenético. En las alegrías, un nuevo paso a dos, Tamara Lucio mostró sus habilidades con la bata de cola y el mantón. En los pasos a dos nos acordamos de los clásicos por estas lides, la compañía de Pilar López o la de Antonio, pues fueron ellos los que se inventaron esta forma de bailar flamenco en pareja. Es obvio que Fernando Jiménez tiene al gran bailaor sevillano como modelo. Eso sí, tanto las coreografías a dúo como las individuales nos supieron a flamenco de otra época. Una cosa retrógrada o, si se quiere, alimento de nostálgicos. Jóvenes viejos. Vicente Gelo hizo un solo por bulerías en tanto que Manuel Romero se acordó de Miguel Vargas y Menese para la mariana con letra de Francisco Moreno Galván. Una letra deliciosa, íntima, sentimental, un canto de amor y madrugada que le dio nueva vida a este género fósil del flamenco. El sostén armónico y rítmico de todo este edificio fue la guitarra del joven tocaor venezolano José Manuel Martos.

Lo que mostraron Lucio y Jiménez en el escenario fue mucha ambición y una técnica desbordante. Un gran trabajo de estudio, tanto físico como coreográfico. Una férrea disciplina. Es un buen comienzo aunque algún día se verán obligados, si lo que pretenden es hacer arte jondo, a abrirnos su corazón. Tienen mucho tiempo por delante para hacerlo, son muy jóvenes. De esta manera se cierra el ciclo Flamenco a 21 grados que todos los jueves de julio nos ha mostrado el mejor arte jondo emergente del momento.

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