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Cómics

Ángeles en el mundo derruido

Seraphim 266.613.336 Wings. Mamoru Oshii, Satoshi Kon. Planeta. 236 páginas. 15,95 euros.

Publicada originalmente por entregas en la revista Animage, la serie titulada Seraphim 266.613.336 Wings presenta la reunión histórica de dos gigantes japoneses de la animación: Mamoru Oshii (el señor Ghost in the Shell en persona, con permiso de Masamune Shirow, el padre de la criatura) y el nunca suficientemente añorado Satoshi Kon (Perfect Blue, Millennium Actress, Paprika, etcétera). Tan ilustre suceso tuvo lugar entre mediados de 1994 y finales de 1995, cuando ninguno de los dos se había granjeado aún su imborrable lugar en la industria, aunque cierto es que ya daban muestras de enorme talento. Oshii, por ejemplo, había filmado los dos estupendos Patlabor, y en el segundo de ellos contó con diseños del propio Kon. Este último había sido asistente del maestro Otomo en diversos proyectos y tenía en su haber, entre otras cosas, el manga Regreso al mar (también publicado en español por Planeta DeAgostini), una bonita fantasía ecológica, con cierta dosis de improvisación y momentos de verdadera belleza.

Seraphim nació a instancias de la citada revista, para ocupar el vacío dejado por Nausicaä del valle del viento, el inolvidable manga (e inspiración del filme del mismo nombre) de Hayao Miyazaki. Fue Oshii quien presentó la idea y los conceptos originales de la serie y la redacción del magazine la que asignó a Kon como dibujante, una elección muy del agrado del guionista. A la postre, el artista gráfico acabaría aportando numerosas ideas y chocando creativamente con Oshii, lo que condujo al cese repentino del proyecto, que se quedó sin final.

Se trata de una historia futurista de tintes post-apocalípticos, con epidemias, refugiados en masa, guerra entre las distintas etnias supervivientes y una niña, que es la clave para la cura de la extraña enfermedad que asola la civilización. Nunca antes se había recopilado en solo tomo, así que los lectores estamos de enhorabuena. Solo por ver la fantasía de Oshii interpretada por Kon (más lo que este puso de su cosecha) ya merece la pena. Y eso que, insisto, está lamentablemente inconclusa.

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