Cultura

Brafa, el triunfo del eclecticismo

  • Bruselas celebra hasta el domingo su feria de arte y antigüedades con un cuadro inédito de Rubens como reclamo

  • Primera cita del año, permite predecir las tendencias del coleccionismo

Un mes antes de que Madrid le ponga las pilas al mercado español a través de ARCO y de todos sus satélites y ferias paralelas, la primera cita del sector está en Bruselas. Brafa, que abre sus puertas hasta este domingo, no sólo es una de las cinco mejores ferias de arte y antigüedades del mundo -cada vez más cerca de Tefaf, que se celebra en marzo en Maastricht- sino la que, por inaugurar el año, permite avanzar las tendencias que marcarán el paso a coleccionistas, galeristas, museos y comisarios.

Los clientes adinerados, que recorren con sus copas de champánlas 134 galerías participantes en la tradicional cena de gala que inaugura la feria, celebran la elegancia, la exclusividad y el impacto escenográfico de la oferta, que cubre 20 especialidades y cuatro mil años de historia. Más de cien expertos verifican la autenticidad y el estado de las 15.000 piezas a la venta procedentes de 16 países. En Brafa compran las grandes fortunas y los museos internacionales, como el Metropolitan de Nueva York, pero también acuden amantes del arte, el mobiliario, el diseño y el cómic para satisfacer su apetito y educación visual. Más de 60.000 visitantes el año pasado certifican el éxito del evento, que celebra su 63 edición en Tour & Taxis, una joya del patrimonio industrial belga.

Bernat, Montagut y Bagot son las tres galerías españolas en esta 63 edición

La representación española corre esta vez a cargo de tres galerías de Barcelona si bien una de ellas, Bernat, abrió el año pasado una segunda sede en Madrid "pensando en facilitar a nuestros clientes todo lo relacionado con los permisos de exportación", explica su socio José Alavedra. Bernat se define como la única galería española especializada en arte medieval y renacentista -"el resto mezcla épocas"- y entre sus tablas y esculturas no faltan piezas procedentes de Andalucía, como un arcón nazarí del siglo XV o una hermosa pintura al óleo sobre madera que representa a Jesús camino del Calvario y realizó el maestro sevillano del siglo XV Juan Sánchez de Castro. "Se ofrece por 150.000 euros y sería una pieza digna de figurar en el Bellas Artes de Sevilla, que tiene fondos medievales extraordinarios". Aunque han vendido obras al Arqueológico Nacional y a todos los museos catalanes, incluido el MNAC, la fortaleza de Bernat radica en el coleccionismo privado y por eso les interesaba debutar en Brafa y poner al alcance de sus clientes de Londres y Nueva York sus piezas certificadas de primera división a cargo de otros maestros como Bermejo, Berruguete o Juan de Flandes.

Una tendencia al alza es el eclecticismo a la hora de presentar e incrementar los conjuntos privados. "Nos hemos dado cuenta de que ahora nuestras piezas encajan muy bien en las colecciones arte contemporáneo. La gente que compraba exclusivamente contemporáneo ahora va colocando una talla o una tabla de modo ecléctico. El arte medieval estéticamente es moderno porque su pintura naif, primitiva y con un atractivo de color es más fácil de combinar en nuestras casas de hoy que el tenebrismo del Barroco", sostiene José Alavedra.

No opina igual probablemente la galería Mullany de Londres, que entre otros tesoros pone aquí a la venta un sobrecogedor y bellísimo Ecce Homo pintado por Juan de Valdés Leal y un relicario sevillano del siglo XVI en madera de nogal.

En la galería española J. Bagot, especializada en hitos del arte antiguo como el de las civilizaciones egipcias y que recientemente adquirió la colección de arqueología clásica del pintor Ignacio de Zuloaga, destaca un kylix ático del siglo V a.C. de temática erótica. "Perteneció a una colección alemana muy importante del siglo XIX y desapareció en los años 20; es una obra muy valiosa porque son muy raras las copas decoradas con este tipo de motivos y apareció referenciada en las primeras publicaciones dedicadas a erótica en la antigüedad cuando aún era un tema tabú", explica J. Bagot, un veterano ya en Brafa, cuyas piezas se disputan los museos japoneses como el de Umi-Mori de Hiroshima y clientes privados belgas, americanos, franceses y alemanes. En España suele vender a museos como el Arqueológico Nacional y el Museo de América.

Para Guilhem Montagut, de Barcelona, es su primer año con expositor propio en esta feria aunque solía acudir cada año a la cena de gala invitado por galeristas belgas como Didier Claes. "Brafa está cogiendo mucha fuerza y a los coleccionistas le parece más elegante y relajada que Maastricht. Nuestra pieza estrella es una escultura del exquisito arte Dogón que la prueba del carbono 14 ha permitido datar a principios del XVIII. Es una obra maestra en madera por la que hemos recibido ofertas que rondan los dos millones de euros". Algo más económica es una máscara kwele que mira con enigmática sonrisa al espectador y se ofrece a partir de 250.000 euros. "En España, sobre todo en Barcelona, comienzan a surgir colecciones potentes de arte tribal, aunque todavía se mira más la forma, el color, la pátina y el movimiento de la pieza que su rareza, algo que persiguen los clientes de largo recorrido, que suelen residir en países con pasado colonial como Francia y Bélgica", reflexiona Montagut.

Su colega belga-congoleño Didier Claes, principal exponente en Brafa del arte tribal, hace las delicias del público con una colección de máscaras del siglo XIX de la tribu Yaka, elaboradas con tela de rafia y madera y que él exhibe como una instalación de arte contemporáneo. Estas máscaras, alguna de las cuales remata el sombrero que usaban los misioneros jesuitas que predicaron en el Congo, las usaban los adolescentes al internarse en los bosques en un rito iniciático que marcaba su paso a la madurez.

Didier Claes es una de las galerías más fotografiadas de Brafa junto con Klaas Muller, que exhibe entre ingentes medidas de seguridad el óleo más codiciado, Diana y ninfas cazando ciervos, del que recientemente se concluyó que fue Rubens quien pintó poco antes de morir las figuras humanas pues las animales son obra de Paul de Vos y el paisaje de Jan Wildens. Pero Brafa no se cierra al arte contemporáneo y entre los tesoros a la venta destacan una instalación de Anish Kapoor, un retrato femenino de Alex Katz sobre fondo amarillo, un óleo del primer Magritte (El oráculo) y varias pinturas de la artista española más cotizada en el mercado internacional, Lita Cabellut.

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