Cultura

Bailando en el Patio de los Legos

  • La bailarina Maura Morales presentó anoche su última pieza 'Fedra, el dolor virtuoso' dentro del Ciclo 'Huellas. Danza en paisajes urbanos'

La Cooperativa Maura Morales en el escenario montado al aire libre en uno de los sugestivos rincones del monasterio sevillano de la Cartuja.

La Cooperativa Maura Morales en el escenario montado al aire libre en uno de los sugestivos rincones del monasterio sevillano de la Cartuja. / juan carlos muñoz

El Monasterio de la Cartuja acogió anoche la primera de las tres veladas con que Eléctrica Cultura culmina la edición de 2017 del ciclo Huellas. Danza en paisajes urbanos. Un ciclo de vocación itinerante que plantea desde hace años un rico diálogo entre la danza contemporánea y la arquitectura de las ciudades y que este verano ha visitado cuatro provincias andaluzas con 18 compañías de distinta procedencia.

No es la primera vez que la danza se adueña de la Cartuja, ni que la empresa sevillana que dirigen Fernando Lima y Alison Maia trabaja bajo los auspicios de la Universidad Internacional de Andalucía, pero sí es la primera vez que el ciclo Huellas se presenta en el marco del programa 48 Noches. Cultura Abierta de la UNIA.

La mezcla de lenguajes caracteriza a esta compañía afincada en Alemania

La pieza que visitó ayer el sugestivo Patio de los Legos del monasterio (gracias a la colaboración Instituto Andaluz de Patrimonio Histórico, otro de los residentes de la Cartuja junto a la UNIA y al Centro Andaluz de Arte Contemporáneo), es el último trabajo de una compañía, fundada en 2010 en Alemania, que ha cosechado numerosos premios en los últimos años: la Cooperativa Maura Morales (Alemania/Cuba), compuesta por la bailarina y coreógrafa cubana y por el músico de origen japonés Michio. En una noche aún veraniega y con el aforo lleno de sus muchos admiradores -la cubana se ha presentado anteriormente en esta ciudad, en manifestaciones como el Fest o el Mes de Danza-, Morales se enfrenta en Fedra, el dolor virtuoso a un trabajo virtuoso y físicamente extenuante. Acompañada de Yotam Paled y Chang IK Oh (Hipólito y Teseo) y de la voz especialísima de Sandra Carrasco (tal vez Eunone), único testigo desde la atalaya de su columpio, la coreógrafa se vale tanto de la pantomima como de la danza butoh o de la cuerda circense para hablar sobre la violencia y las torturas que supone el amor en un mundo sin moral.

Esta noche, el ciclo continuará con una doble propuesta. Para comenzar, la bailarina María Cabeza de Vaca, que se mueve como pez en el agua en el formato de pieza corta, presentará su Paisaje imperfecto, una divertida creación en la que, además de su virtuosismo como bailarina, demuestra su gran capacidad para organizar el espacio escénico, construyéndose en esta ocasión, con unos pocos elementos, una guarida donde reflexionar sobre los peligros que conlleva el aislamiento. Tras ella, la compañía madrileña de Elías Aguirre mostrará su trabajo Pez esfinge, un estudio sobre el movimiento inspirado en la aparente inmovilidad de la naturaleza submarina y que interpreta él mismo junto al bailarín de danzas urbanas Chey Jurado.

Y para clausurar el ciclo, mañana tendrán ocasión de ver otras dos propuestas muy diferentes entre sí. Una de danza en vivo, con la compañía de Héctor Plaza (Barcelona) y dos piezas cortas: Vora, inspirada en el mundo de pesadilla del pintor suizo Henry Fuseli, y Ehiza, un montaje lleno de fuerza que interpreta el propio Plaza junto a Agnes Sales. La otra, en una gran pantalla al aire libre, será una interesantísima selección de cine de danza realizada por Choreoscope, el Festival Internacional de Cine de Danza de Barcelona. Los espectáculos, de entrada libre hasta completar aforo, comienzan a las 21:30 salvo mañana jueves, que se adelantará a las 21:00 para no coincidir con el concierto de Kiko Veneno que organiza el CAAC en el mismo monasterio.

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