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La Bienal que no fue ni será

  • Una cabalgata inaugural con espectáculo en la Giralda, una clausura en el río o la Velada Flamenca, entre los proyectos que tenía planeados Ortiz Nuevo

Vargas y Ortiz Nuevo, ayer en el acto en el que desgranaron el proyecto que tenían planeado para la Bienal.

Vargas y Ortiz Nuevo, ayer en el acto en el que desgranaron el proyecto que tenían planeado para la Bienal. / juan carlos muñoz

En el relato de Una obra que ni siquiera (o todavía) no ha sido Jose Luis Ortiz Nuevo habla en presente. Primero porque ha pasado poco más de una semana desde su dimisión como director de la Bienal de Flamenco de Sevilla por "los contratiempos y obstáculos" del Ayuntamiento; y, segundo, porque no se resigna a creer que los proyectos iniciados durante sus dos meses en el cargo se queden ya solamente en los folios que ayer sujetaba en sus manos durante el monólogo-performance-rueda de prensa que ofreció para explicar este "programa interruptus de la Vietnam", como la definió en la convocatoria.

La intención del flamencólogo y de su mano derecha, Miguel Ángel Vargas, era dejar un lado "el dolor" y "el enfrentamiento" y centrarse en dar los detalles de la Bienal que no fue, "pero que podrá ser si la ciudad quiere", puntualizó. Así, con el espíritu valiente al que invitaba el propio nombre del local -La Sinmiedo- y en un ambiente distendido de niños correteando y caras amigas -entre las que se encontraba la concejal de Participa Sevilla Susana Serrano-, el poeta fue desgranando "el que ha sido nuestro sueño", practicando la peor de las nostalgias, la que añora lo que no ha sucedido.

Una Bienal "insólita y cercana" que como máximos objetivos persigue -o perseguía- "presentar al público cosas que sólo se pueden ver aquí y que eso después pueda circular", resumió.

Esa Bienal en la que "el día 8 de septiembre de 2018; a las 18:00 horas; en los cuatro puntos cardinales de la ciudad", como recitó con voz impostada, iba a dar "inicio a la cabalgata de la ceremonia inaugural oficial". Un acontecimiento callejero en el que el director pretendía -¿o pretende?- que zancudos, tambores y cabezudos jondos, desde Niño Ricardo a Morente o Caracol, llenasen de música y jolgorio Sevilla para encontrarse en la plaza de la Virgen de los Reyes "a las 21:45", precisó con tono irónico, para sugerir el nivel de concreción de la idea.

Ya allí, y sobre la misma Giralda, "un símbolo de la ciudad que por el turismo es como si no existiera para los sevillanos y que de esta forma recuperamos", dijo Ortiz Nuevo, ascendería y descendería un programa que incluía -o incluye- una antología de cante a palo seco, la Amarguara de Riqueni a cuatro guitarras, un cuarteto de percusionistas y un cuadro flamenco de bulerías, entre otras ideas, de las que precisó hasta las letras que se interpretarían. "Para que el alcalde de la ciudad, la presidenta de este país y los embajadores de Cataluña y Japón puedan dar la bienvenida al mundo", subrayó en el papel de cómico lírico al que adelantó que volverá con el monólogo Antoñitos de mi arma -en alusión al delegado Muñoz y a Antonio Burgos): "Porque me apetece y porque tengo que pagar los 300 euros del alquiler", confesó.

Además, "en esta película", como se refirió, estaba -o está- una Antología "que hemos hecho por amor a la ciudad de Sevilla y sin papeles", recalcó. Ocho espectáculos de dos horas y media, dirigidos por artistas como Dorantes, Mayte Martín o Dani de Morón, y bajo la dirección de José Manuel Gamboa, "a quien habrá que pagarle por su trabajo", apuntó. De hecho, el escritor dejó claro que reclamará "con los pasos precisos" el pago del trabajo desempeñado, "aunque me tenga que poner en la Plaza Nueva con una pancarta de Espadas, págame", advirtió.

A esto se le suma la anunciada Velada flamenca que se iba -o va- a celebrar - "porque se lo debemos a Salvador Távora y a Sevilla"- y para la que Ortiz Nuevo había previsto invitar a un centenar de grupos de otras provincias que serían acogidos en Sevilla por los propios vecinos para "llenar los barrios de música popular". Igualmente, según aseguró, ya estaba planteada la clausura en la dársena del río con escenas como la de "Lole Montoya cantándole al Guadalquivir desde una barca blanca".

Comentó otras propuestas, entre ellas clases magistrales, acuerdos con otros festivales, proyectos conjuntos "muy positivos" con la ROSS o el espectáculo Las Vírgenes rotas, de corte feminista, que se iba a celebrar con motivo del Año Murillo "y que está a disposición del Ayuntamiento". En definitiva, remató, "la Bienal es últimamente puro roneo, pero con esto se podría ronear con razón".

Por su parte, Vargas precisó los detalles de la convocatoria abierta para las propuestas de espectáculos y mostró el borrador presupuestario, que ascendería a un total de 1.560.000 euros.

Sin ahondar en la polémica con el Ayuntamiento, sí que ambos lamentaron el asunto de la Fábrica de Artillería, "un espacio que podría albergar una ciudad del flamenco, pero que no cuenta con las medidas de seguridad [adecuadas]". Y, a modo de conclusión y haciendo autocrítica, Ortiz Nuevo lamentó haber pecado de "ingenuidad" y, sobre todo, "de haber contribuido a que la despedida de Cristóbal Ortega fuera tan sucia y tan fea, sin pensar en que lo mismo podría suceder conmigo".

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