Pekín reforzará el control censor que ejerce sobre los productos culturales extranjeros después de que la cantante islandesa Björk se saltara las normas y gritara "¡Tíbet!" en el que fue su primer y, posiblemente, último concierto en China. "Hay individuos que aprovechan las actuaciones musicales para realizar actos políticos que violan las leyes chinas y perjudican los sentimientos del público", señaló ayer un portavoz del Ministerio de Cultura a través de la web ministerial.
Björk cantó en Shanghai el pasado domingo Declare Independence, un tema que la censura local había prohibido expresamente. Al finalizar su interpretación gritó "¡Tíbet, Tíbet!", en alusión a la región ocupada por China desde 1959 y sobre la que ejerce un fuerte control político, religioso y cultural.
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