Cultura

El Brujo filosofa con humor sobre la condición humana en 'El asno de oro'

  • El actor y dramaturgo adapta la obra de Lucio Apuleyo, que representa desde el jueves hasta el domingo en Itálica

Rafael Álvarez, 'El Brujo'.

Rafael Álvarez, 'El Brujo'. / carlos díaz / efe

Allá por el siglo I, en los territorios romanos del Norte de África, un orador ambulante escribió la que se considera la primera novela picaresca de la historia. Lucio Apuleyo firmó El asno de oro, las peripecias de un hombre que para aumentar su potencial sexual abusa de una pócima que lo convierte en burro. De esta forma su yo humano queda atrapado en el cuerpo del animal y vive un sinfín de experiencias hasta que su rezo a la diosa Isis surte efecto. Este texto le sirvió de matriz a Rafael Álvarez El Brujo para crear un monólogo -estrenado hace unos años en el Teatro de Mérida- que trasciende la anécdota para llegar a la raíz de la condición humana. Con su particular humor, el juglar se sube desde el jueves hasta el domingo al Teatro Romano de Itálica, en una de las primeras propuestas con las que regresa este año el ciclo Teatros Romanos de Andalucía.

"Es una novela maravillosa que sirvió de inspiración a Kafka para su famoso relato de transformación, para Shakespeare y su Sueño de una noche de verano, y también a Cervantes", comenta El Brujo. "Era un texto emblemático en el Renacimiento italiano, muy conocido por los eruditos y los esoteristas. El relato es fantástico, muy divertido", agrega el actor. "Es una metáfora deliciosa de lo que es la vida, cuando uno quiere más y más llega al grado de convertirse en un burro", apunta. Y, una vez hecho animal, inicia sus viajes y va pasando de amo en amo. "En esto se parece al Lazarillo", considera El Brujo. Finalmente, asumiendo la tradición pagana egipcia recurre a la diosas Isis, la personificación del alma de la naturaleza, y ésta le dice que si se alimenta con rosas perderá la apariencia de asno. "Si el ser humano se alimenta de la belleza deja de ser animal, ésta es la enseñanza última de la obra", añade Rafael Álvarez.

La corrupción de la Roma del siglo I sirve de espejo en el que se mira la sociedad actual

Este argumento le permitió a Apuleyo retratar la sociedad romana de la época, con sus grandes corrupciones. Y a El Brujo le sirve para poner el espejo frente a este siglo XXI. "Hay referencias en el texto a la etapa actual, aunque tampoco de una forma muy directa. Las insinuaciones son suficientes, no va al caso concreto, a la anécdota", dijo en la presentación del espectáculo en Málaga, donde se ha representado antes de su paso por Itálica. Y subraya que "el texto va más a una reflexión filosófica que engloba las causas profundas a partir de las cuales se generan estos episodios, el autor va a la raíz de la condición humana que llega a este extremo de preferir vivir en un cuerpo de asno a vivir en un cuerpo humano con sus limitaciones".

La obra también deja claro que la inversión de valores en una sociedad acaba con su ruina moral y material. "La nobleza, la lealtad, la ética son considerados valores inútiles, idealistas, que no conducen a la ganancia, al provecho material, contra la picaresca, el robo y la deslealtad", comentó el actor y dramaturgo. Por eso, apuntó, para él "el cargo público está sometido a una presión y a una tentación mayor que el pringao, una persona que maneja un presupuesto hay que comprender que está sometido a una presión muy difícil de soportar, tiene que tener una entereza muy grande, una capacidad de visión del sentido de la vida y la trascendencia, porque si no la propia mente te dice que eres un imbécil", estima El Brujo. Pero no hay garantías de impunidad, "ahora todo se ve y da igual que seas presidente o rey. Yo creo que esto es sano, como una especie de purificación, de madurez".

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