Crítica de Cine

Camino a Orgullo

Una imagen del documental.

Una imagen del documental.

Producido por Prisa y escrito y dirigido por Fernando González Molina (Tengo ganas de ti, Palmeras en la nieve, El guardián invisible), este documental con vocación exportadora pretende recoger el espíritu reivindicativo, más celebratorio que crítico, detrás de ese Orgullo Gay que concita cada año en Madrid a millares de miembros y representantes del colectivo LGTB y que tuvo en 2017 el acontecimiento extraordinario de la celebración del WorldPride.

González Molina se sirve de una clásica estructura múltiple en paralelo, de testimonios y confesiones más o menos íntimas, para seguir a seis personas representativas de la pluralidad del movimiento desde sus respectivos orígenes (Francia, Uganda, Rusia o Almería, en España) hasta la festiva cita madrileña, en un intento más bien machacón de presentar diversas realidades y perfiles (la transexualidad más o menos asumida, los problemas con la censura y el rechazo social en países de escaso talante democrático, la condición de género unida a la discapacidad) que hace de este trabajo un estirado y reiterativo canto a la experiencia personal, la diferencia y la tolerancia acolchado, por su estética publicitaria y colorista y una música constante que lo convierten en un producto más volcado a promocionar un evento que a plantear debates internos o combatir sobre el terreno los prejuicios hacia el colectivo.

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