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Capítulos de una renovación

  • Carmen Aranguren Fine Art propone un recorrido por la abstracción andaluza, un viaje que va desde la irrupción de Equipo 57, a finales de los 50, hasta el comienzo de los años 80.

Movidos por la inconsciencia de la juventud, reforzados tal vez por el sentimiento de grupo y el constante intercambio de ideas, los integrantes de Equipo 57 invitaron a su primera muestra a Denise René, la mítica galerista que entre otros méritos había ayudado a divulgar el arte cinético. René no sólo respondió a esa invitación, sino que terminada la visita propuso a aquel colectivo exhibir su trabajo. Así se iniciaba una de las trayectorias más breves -la actividad del Equipo se limitaría a unos años- pero más determinantes del arte contemporáneo español.

La formación a la que pertenecieron entre otros Jorge Oteiza, Juan Cuenca, Juan Serrano y Agustín Ibarrola no podía faltar en la selección de Abstracción andaluza 1957-1982, una exposición que recoge en Carmen Aranguren Fine Art la tardía y sin embargo fructífera relación de la comunidad autónoma con la abstracción. Un recorrido que arranca en el año 57, en una España aún incómoda con los nuevos lenguajes pero en la que inician su andadura dos proyectos tan cruciales como el Equipo 57 y El Paso -en cuyas filas estaba el granadino Manuel Rivera- y que termina en 1982, "cuando se celebra la primera edición de ARCO, empiezan las corrientes neofigurativas y parece que la abstracción ya no está de moda", asegura Carmen Aranguren.

Tomando "esas fechas y un territorio", la muestra supone una oportunidad única para "encontrar en una galería obras excepcionales como las de José Guerrero [presente con un óleo de 1965 que el granadino regaló a la familia García Lorca] o Manuel Rivera [con la espectacular Metamorfosis (Romera)]", pero también para dirigir la atención a autores más desconocidos para el gran público "como Tomás García Asensio o Pedro García Ramos, de los que quizás no se recuerda su vinculación a Huelva, donde nacieron".

El conjunto reivindica asimismo el camino que anduvieron maestros como Rafael Alberti, que nunca abandonó su vocación por la pintura, Manuel Ángeles Ortiz o José Caballero, andaluces pioneros en su apuesta por las vanguardias y precedentes en la libertad de la que luego dispondrían autores tan dispares como Miguel Pérez Aguilera, Nacho Criado, el recientemente fallecido José Soto o Pepe Espaliú, otros nombres que forman parte de la exposición.

Entre otras obras, Abstracción andaluza recupera una de las primeras creaciones de Luis Gordillo, fechada en 1959, cuando, como rememora Pepe Yñiguez en el catálogo de la muestra, el sevillano volvía a su ciudad natal impactado por los presupuestos renovadores del informalismo y se topaba con la estrechez de miras de sus compatriotas: la denuncia de un particular logró cerrar su exposición.

En su texto, Yñiguez destaca a los artistas que desarrollaron en su producción las tendencias constructivistas y el interés por la geometría y que tuvieron el Centro de Cálculo de Madrid como centro de operaciones, caso de Manuel Barbadillo, "el primero en el mundo que hace arte con una computadora", defiende Aranguren. Otro "momento culminante" de la "renovación artística en Andalucía", afirma Yñiguez, fue la aparición de "tres pintores arquitectos que no forman un grupo pero que tienen mucho que ver entre sí": José Ramón Sierra, Gerardo Delgado y Juan Suárez, programados en sus comienzos en la galería La Pasarela. De la audacia y el lirismo de sus propuesta da fe la Veronique de Sierra que se expone en Carmen Aranguren, "con una carga poética y una fuerza conceptual que no tienen nada que envidiar a un Tàpies".

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