Cultura

Cuando Chaplin encontró a Brahms

  • La Orquesta Almaclara explora en un concierto en Cajasol, este jueves, la fructífera y emocionante relación entre la música clásica y el cine

Posiblemente, la silueta del joven Tadzio no se erigiría en un símbolo de la belleza del mismo modo si no acompañaran a las imágenes de la Muerte en Venecia de Visconti el conmovedor Adagietto de la Sinfonía número 5 de Mahler; el intenso enfrentamiento entre Mozart y Salieri en Amadeus no alcanzaría la misma profundidad sin esa escena en que el genio, en su lecho de muerte, le dicta un pasaje del Réquiem a su rival; la historia de superación del monarca tartamudo al que da vida Colin Firth en El discurso del Rey no tendría un desenlace tan emotivo si tras las palabras que el soberano dedica a su pueblo no sonara la Sinfonía número 7 de Beethoven. El cine siempre encontró en la música una fabulosa aliada para dirigirse de manera certera al corazón del espectador, una relación en la que ahora ahonda la Orquesta de Cámara de Mujeres Almaclara-Inés Rosales, que este jueves ofrece en la Fundación Cajasol, dentro del ciclo Cita con las Músicas, un concierto con piezas del repertorio clásico que han desempeñado un papel importante en la historia del cine.

La Rapsodia Húngara número 5 de Brahms que ayuda a una de las escenas más divertidas de El gran dictador, aquella en la que el barbero Charlot afeita a uno de sus clientes con el frenesí apasionado de la composición; el aria de La mamma morta, de Andrea Chénier, que celebra hasta las lágrimas Tom Hanks en Philadelphia; o El lago de los cisnes, de Tchaikovsky, con el que Billy Elliot materializa su sueño de ser bailarín son algunos de los fragmentos que han preparado desde Almaclara para este concierto. "Tengo una obsesión por que la música clásica llegue a la gente, por acabar con ese estereotipo de que hay que ser muy leído o estudiado para disfrutarla", reconoce Beatriz González Calderón, directora de esta orquesta. "Oyendo estas piezas el público se dará cuenta de que, tal vez por las películas o los anuncios, conoce más música clásica de lo que piensa", explica esta violonchelista que con su formación quiere "desencorsetar" este patrimonio sonoro y "sacarlo de los espacios habituales".

Sonando de cine forma parte de esa estrategia. En Almaclara - Inés Rosales, compuesta en esta ocasión por 16 integrantes, suelen "envolver" de manera evocadora sus programas, buscar un hilo conductor sugerente, para atraer a los espectadores a sus recitales. Entre otras apuestas han abordado una partitura de Alberto González que recreaba el lirismo de El principito de Saint-Exupéry, dedicado una velada a los textos de Santa Teresa de Jesús o rendido un homenaje a la imponente figura de Maria Callas con un recordatorio de sus legendarias interpretaciones. "Nos ponemos en el lugar del espectador y vemos las cosas desde fuera. Si diseñas un programa de este tipo el público entiende mejor qué es lo que va a escuchar", expone González Calderón.

Esta orquesta netamente femenina, creada en 2007 y organizadora del festival Palabra de mujer, nació con la idea de rescatar el legado de creadoras a las que la Historia había sumido en el olvido. En su paso por Cita con las Músicas, sin embargo, sólo interpretarán partituras compuestas por hombres. "Cada día se recuperan más obras creadas por mujeres, pero no siempre es fácil desarrollar un programa a partir de ellas. Yo intento meter pinceladas, al menos", apunta González Calderón, que recuerda una actuación del pasado octubre en la que junto a la actriz Celia Vioque devolvieron el protagonismo que merecían a mujeres que "fueron olvidadas simplemente por su sexo, pero sin ellas sus ilustres parientes no hubiesen llegado a ser quienes fueron", Anna Magdalena Bach, Clara Schumann, Alma Mahler, Fanny Mendelssohn y Nannerl Mozart.

Para el concierto del jueves, Beatriz González Calderón ha transcrito para orquesta de cuerda, además de las obras mencionadas, el segundo movimiento de la Sinfonía del Nuevo Mundo de Dvorak (escogida por salir en Kolya, que ganó el Oscar a la mejor película de habla no inglesa en 1997); el Brindis de La Traviata de Verdi o el Intermezzo de Cavalleria rusticana, que aparecen en la primera y tercera entrega de El Padrino; la Obertura de El barbero de Sevilla que John Huston introdujo en El honor de los Prizzi o la Barcarola de Offenbach que Roberto Benigni seleccionó para La vida es bella.

En el horizonte, Almaclara - Inés Rosales tiene el estreno de un programa nuevo que se titulará Orígenes -será ése también el nombre de la próxima edición del festival Palabra de mujer- y que supondrá el regreso a la filosofía con que se formó el conjunto. "Somos no sólo una orquesta de mujeres, también una orquesta de cuerda. Queremos hacer un recorrido desde el Barroco hasta el siglo XX con obras planteadas para este tipo de formación". Será, de nuevo, promete González Calderón, "música conocida, con la que la gente va a conectar", lejos de ese reducto elitista que algunos vinculan a lo clásico.

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