Reputado especialista en las relaciones entre cine e historia, Marc Ferro traslada sus inquietudes y su seria metodología analítica a este libro de lujoso formato y espíritu divulgativo que aspira a responder, utilizando 300 ejemplos, algunos muy conocidos y otros menos, a la pregunta genérica de ¿qué visión de la historia nos ha dejado el cine?

Con este didáctico propósito, estas páginas, espléndidamente ilustradas para gozo de los amantes de la imaginería cinéfila, invitan a reflexionar sobre la representación cinematográfica del pasado, el presente y el futuro y nos descubren, entre otras cosas, cómo para El acorazado Potemkin Sergei Eisenstein inventó un motín de leyenda mezclando hechos reales y episodios inventados, o cómo en Espartaco, Stanley Kubrick hizo hablar a los patricios con acento de Oxford y a los esclavos con acento norteamericano. También cómo, salvo raras excepciones, las películas sobre la Revolución francesa muestran casi siempre el punto de vista contrarrevolucionario, cómo en numerosos westerns los indios pasaron en pocas décadas del papel de agresores al de víctimas y cómo los obreros nunca hacen huelgas en las películas francesas anteriores a 1968. Ferro concluye, optimista, que a pesar de todas estas licencias, tergiversaciones y desviaciones, el cine desempeña un papel muy importante para la comprensión y la transmisión de la Historia.