La ventana pop

Cuesta arriba, y aun así mejorando

  • La XI edición del ciclo 'Rock en el Central' propone a partir de hoy en el espacio escénico de la isla de la Cartuja uno de sus mejores carteles de los últimos años · Tal como éstan las cosas, no es tarea fácil

Se queja Manuel Llanes, coordinador de programación del Teatro Central, de la dificultad de confeccionar el cartel de Rock en el Central partiendo de una situación tan artificial como la que desde hace unos años vivimos en España. Y se queja con razón, pues mientras que cualquier compañía de danza o teatro de las que cada temporada pasa por el espacio escénico de la Isla de la Cartuja parte de un caché fijo y de unas fechas concretas, a la hora de hablar de rock nos deslizamos por un irreal tobogán de subastas que ha llegado a convertir la contratación de grupos y solistas del género en un incierto ejercicio de rapiña por parte de avezados promotores -nada es seguro, otro con más pasta te puede levantar mañana a ese artista-; una suerte de lucha de gigantes -los grandes festivales, claro, pero no sólo ellos- que termina por inflar los cachés hasta límites no ya desorbitados, sino simplemente escandalosos: a nadie se le escapa ya que lo que se paga aquí no se paga casi en ningún otro sitio.

Así las cosas, lo que más sorprende de la XI edición de este ineludible ciclo, hace ya tiempo extendido hacia los teatros de la Consejería de Cultura en Granada y Málaga, es tanto la coherencia de su programación -en esta ocasión dedicada casi por completo a explorar propuestas procedentes del ámbito folk luego expandidas en ramificaciones psicodélicas o llanamente extrañas- como la excelencia de los exponentes elegidos para mostrarla, hasta el punto de hacerla, a priori, una de las más atractivas de los últimos años.

Puerto Muerto, el matrimonio integrado por Christa Meyer y el versátil multinstrumentista Tim Kelley, será el encargado de abrir el ciclo esta misma noche. El grupo de Chicago, con una larga discografía a sus espaldas -I Was a Swallow, de este mismo año, es su última entrega-, dará paso a la única propuesta que quizás escapa de la norma folk, la de Two Gallants, el dúo de San Francisco formado por el guitarrista Adam Stepphens y el baterista Tyson Vogel, capaz de levantar con tan exiguo instrumental auténticos muros de electricidad (para comprobarlo basta con acudir a su tercera, homónima y última entrega discográfica hasta la fecha).

Vetiver y Akron / Family configuran otra deliciosa combinación, la de mañana viernes. La primera, comandada por Andy Cabic, es una de esas bandas cruciales de lo que se ha dado en llamar freak-folk o weird-folk, aunque las delicadas hechuras pop de su tercera y última entrega, Thing of The Past, dejen a ambas etiquetas en entredicho. Por su parte, Akron / Family contribuye a redefinir el término psicodélico aportando esa visión abierta y enriquecedora del último folk norteamericano -apunten Love is Simple, de 2007, como una de sus obras de referencia-.

Por último, el sábado, y tras la actuación de The Cannery, Rock en el Central echará el telón con el veterano Vic Chesnutt, emblemática figura de la música estadounidense de las dos últimas décadas y, como ya se ha apuntado en otras ocasiones, de capital influencia para muchos de sus compatriotas.

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