Crítica de Teatro

Demasiado riesgo lleva a la desorientación

Es grato encontrarse con un texto como el de Captura y muerte de Bin Laden, escrito por un autor andaluz, José Luis de Blas, que se preocupa por una realidad considerada global. De Blas ha realizado un exhaustivo trabajo de recopilación de información con el que se bombardea al espectador. Resulta demasiado prolijo en su afán de documentar lo que hay de verdad y de mentira en la captura y muerte del que fue considerado el mayor terrorista de la Historia.

Cuenta con Carlos Álvarez-Ossorio en la dirección para intentar insuflar teatralidad a su ingente texto. Y Álvarez-Ossorio se empeña hasta la extenuación en realizar una dramaturgia que alivie tantos datos pero que acaba complicando la percepción de la obra. Se tira de lleno a un teatro tan arriesgado que acaba por exigir a su público que termine la obra en su cabeza.

La puesta en escena es impecable y efectista, con Paco Luna, en el papel de un terrorista ensangrentado y destruido al que se le dota de cierta vis cómica. Josu Eguskiza borda, en el que creo es su mejor papel hasta la fecha, a un agente estadounidense encargado de llevar a cabo el interrogatorio-tortura. Pero las capas de la cebolla con las que el director envuelve su propuesta produce desequilibrios. Juega con la idea de que lo que se cuenta es mentira. Los actores entran y salen de sus papeles. Las pantallas-decorado reflejan un excelente trabajo de producción. Pero jugar de esta manera con lo que ocurrió realmente, con el relato de los medios de comunicación y cómo juegan con nosotros, acaba enmarañando más que aclarando y se corre el riesgo de no saber qué estamos viendo.

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