Arte

Descifrando el paisaje en el CAAC

Decía el arquitecto Prada Poole en su última conferencia en Sevilla que las personas se dividen en dos tipos: los que se conforman y los exploradores. Sin duda, él se incluye entre estos últimos, y quizá todo aquel que se mueve en el ámbito del arte. De esta manera, la exposición Paraísos Indómitos sería una buena muestra de la actitud inconformista y aventurera que mantienen algunos artistas hoy.

Unas veces encontramos obras con una vocación puramente documental que ante todo quieren registrar lo que pasa ahí afuera. Otras, herederas aún del espíritu romántico, ofrecen visiones extraordinarias de otros mundos. Y en una línea más activa y comprometida, también están recogidas intervenciones que pretenden visibilizar un problema o incluso solucionarlo. En cualquier caso, estas 46 obras son toda una invitación a reflexionar acerca de nuestra relación con la naturaleza, a salir en expedición para ver y vernos reflejados en el entorno que habitamos.

La huella cultural, la sobreexplotación de los recursos o la irrealidad de las fronteras hacen que el tradicional género del paisaje adopte nuevas formas de representación que traspasen la mera contemplación sin interrogantes. Algunos de los proyectos presentados en esta muestra del Centro Andaluz de Arte Contemporáneo (CAAC) dejan constancia de una nueva manera de mirar y de construir imágenes, ayudándonos además a transformar la visión del mundo excesivamente uniforme propia de los medios de comunicación dominantes.

Las distintas propuestas se organizan en cuatro bloques temáticos: La fuerza de la naturaleza incluye interesantes obras como la serie fotográfica de Mireya Masó, realizada durante su estancia en la estación científico-militar argentina de Bahía Esperanza. Allí realizaría su impecable investigación visual de las texturas y variedad de blancos de las grandes masas de hielo de un lugar de muy difícil acceso.

El viaje utópico, a su vez, recoge el curioso proyecto del colombiano Alberto Baraya. Su peculiar expedición por el Amazonas comienza siendo un estudio seudo-botánico de la vegetación artificial china, abundante en la zona para convertirse pronto en una aventura metaliteraria. También muy singular es el vídeo Travelling Amazonia (2006), en el que la artista francesa Marine Hugonnier, construyendo un travelling para la cámara, realiza una inteligente crítica del absurdo proyecto de la Carretera Transamazónica.

En El hombre y la tierra: colaboración científica, encontramos el trabajo de la artista y arquitecta eslovena Marjetica Potrc que tras residir durante una temporada en el estado de Acre, legendario por la actitud que sus habitantes mantuvieron frente a la fiebre del caucho, llevaría a cabo un proyecto de escuela construida sobre palafitos y se interesaría por las formas de vida y organización política del lugar. En este mismo apartado, las cajas de luz del sevillano Gonzalo Puch seducen por su imaginativa mezcla entre lo científico y lo cotidiano, lo técnico y lo natural.

Por último, Paraísos dañados, que engloba aquellos trabajos que muestran los desequilibrios que la manipulación humana impone a la naturaleza. No pasan desapercibidas las rotundas fotografías de Caio Reisewitz o el inquietante vídeo de Rodney Graham. Sin embargo, otros trabajos, como el vídeo del brasileño Roberto Bellini, aportan una mirada más crítica y significativa del implacable y desconcertante control del medio natural por parte de los grupos de poder.

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