Cultura

Diabaté difunde la espiritualidad de Mali a través de su nuevo disco

  • El intérprete quiere demostrar "que la música africana no es sólo para bailar" · El virtuoso de la kora eligió el Real Alcázar para la presentación mundial de su última propuesta, 'The Mandé Variations'

El músico malí Toumani Diabaté, que presentó a nivel mundial en los Reales Alcázares de Sevilla su último disco, The Mandé Variations, aseguró ayer que la capital hispalense era el escenario perfecto para lanzar al mundo este trabajo. "Conozco la ciudad desde hace tiempo, desde que grabé con Ketama, también actué con la Symmetric Orchestra. Es un lugar hermoso con una gran tradición musical. Por eso, como queríamos hacer una presentación universal, sabíamos que éste era el sitio", manifestó este virtuoso de la kora -instrumento con forma de calabaza y 21 cuerdas, con unos registros sonoros próximos al arpa- que en dos décadas de trayectoria se ha granjeado el prestigio internacional.

El intérprete explica que su nuevo álbum nació de dos intenciones. "Grabé este disco para dar a conocer mejor la música de la kora, pero también para divulgar la espiritualidad. La gente no sabe que no se trata sólo de melodías para bailar, también para meditar", dice este hombre que se reconoce "mensajero de la kora" después de la muerte de su padre. A través de sus notas, Diabaté quiere transmitir el legado de su tierra, la belleza de sus raíces. "Tal vez Mali es uno de los países más pobres, económicamente hablando, pero en espiritualidad y cultura es uno de los más ricos. El tesoro de Mali no está suficientemente explotado. Cuando allí se cocina, se sirve en un único plato del que comen todos", declara sobre el sentimiento de hermandad que predomina entre los suyos.

Para The Mandé Variations, editado por World Circuit, el músico malí deseaba un sonido muy determinado. "Yo me crié con los discos de larga duración y para este álbum buscaba esa calidez, pero con la perfección de los medios digitales. Yo creo que lo hemos conseguido", sostiene.

El hijo de Sidiki Diabaté, el rey de la kora, subraya su condición autodidacta y no aporta ninguna influencia en concreto. "Nadie me enseñó. La kora estaba en mi casa, pero yo no aprendí de nadie", opina alguien que concibe la música como un patrimonio común, "igual que todos comemos o dormimos, no hay nadie que no ame la música".

Pese a su versatilidad, que le ha llevado a colaborar con las tendencias más dispares con intérpretes de jazz, blues, música electrónica o flamenco, Diabaté no ha recibido críticas en su país. "No hay un músico más tradicionalista que yo. Mis maneras de tocar la kora serían las que se aprenden en el Conservatorio. Mi trabajo está totalmente de acuerdo con la tradición de la kora", se defiende, antes de añadir que "mi disco anterior fue premiado en Mali como el mejor de corte tradicional. Quizás la tradición es allí algo más orgánico, más que un canon al que uno tenga que agarrarse".

De sus colaboraciones, Diabaté recuerda con agrado su trato con Björk. "Buscamos el punto de inspiración en el que confluye la música de ambos, y, para ello, Björk no tuvo dudas en venirse una semana a Mali", relata sobre la experiencia.

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