Crítica de Cine cine

Emocionante y sincera obra maestra del cine bélico

Desde el 2 de mayo al 4 de junio de 1940 tuvo lugar la desesperada y heroica evacuación de las tropas, sobre todo británicas, que habían quedado aisladas en Dunkerque. En aquel momento Hitler parecía imparable: Francia y la mayor parte de Europa Occidental había caído en sus manos, Mussolini era su aliado activo, Franco su cómplice neutral, Stalin su aliado pasivo tras el pacto Molotov-Ribbentrop y Estados Unidos no había entrado en la guerra. Sólo Inglaterra se le enfrentaba con un heroísmo que jamás debería olvidarse. Tanto el ejército como la población civil inglesa escribieron una de las páginas más gloriosas de la historia de la defensa de la democracia y la libertad. En el rescate de las tropas aisladas en Dunkerque fue la población civil la que dio un ejemplo admirable: apoyando a la Royal Navy y a la Royal Air Force (que perdió 106 aviones) cientos de civiles a bordo de sus pequeñas embarcaciones de recreo o de pesca cruzaron el canal desafiando a las fuerzas alemanas para ayudar al rescate. Participaron unas 900 embarcaciones de las que más de 200 fueron hundidas, pero se logró evacuar a más de 300.000 soldados.

Sólo dos años después, en 1942, la gesta fue filmada por William Wyler como uno de los episodios de su extraordinaria La señora Miniver. Christopher Nolan le dedica ahora un largometraje logrando su mejor película, como si la heroica y conmovedora belleza de lo que narra y el respeto a un sufrimiento real, no de superhéroe o de trama fantástico-rebuscada, le hubieran inspirado; hay además un importante elemento personal, de historia familiar, que da a esta película una emocionada sinceridad de la que las otras carecían. Realizador original y potente siempre, en Memento, Insomnio y Origen me interesó, y mucho, visualmente tanto como me aburrió; en su trilogía de Batman me hartó tanta oscuridad y énfasis wagneriano (pese a su interés visual, siempre presente en él, y a las interpretaciones de Michael Caine y Gary Oldman) para filmar un tebeo. Más me interesaron El truco final y, sobre todo, Interstellar. Es un buen director, no cabe duda. Pero muy dado a tomarse demasiado en serio unos temas farragosos o bobos y, pese a sus pretensiones, pobres en comparación con los asombrosos dispositivos visuales que despliega. En Dunkerque logra el perfecto equilibrio entre lo que cuenta y la forma en que lo hace, entre fuerza temática y fuerza visual, entre rigor que no desatiende la narratividad lineal clásica y audacia creativa.

Las muy buenas interpretaciones se integran en un mosaico en el que cada personaje tiene su propia personalidad perfectamente definida a la vez que se funde en un relato coral, una especie de cantata sobre el valor y el miedo. Los potentes efectos visuales y sonoros son magistralmente utilizados a la vez en clave espectacular de superproducción bélica y de creación de efecto de realidad (no ignora la lección de Spielberg en Salvar al soldado Ryan, pero evita el hiperrealismo sanguinolento que otros han desarrollado truculentamente a partir de él). Cambia sutilmente de registro para hacernos participar del horror y el miedo -sobre todo el miedo, filmado como pocas veces se ha hecho- de las tropas acorraladas en un infierno de metralla y bombas, y del orgullo emocionado ante la valiente gesta de los civiles ingleses. Y hace ambas cosas sin excesos, tanto cruentos (mostrar sangre y tripas no hace más duras las películas bélicas) como patrioteros (el auténtico valor, no reñido con el miedo que debe superarse, debe retratarse sin énfasis).

Este ordenarse del efecto y de la técnica a lo dramático recuerda en ocasiones a David Lean. No se me ocurre mejor elogio. Asombra que Nolan, tan dado a la retórica de un estilo hipertrofiado se haga aquí tan invisible (pero a la vez esté tan presente como autor) y se ponga con tanta eficacia al servicio de la gesta que narra. Es como si la admiración, el respeto, la compasión y el pudor hubieran despojado su estilo permitiéndole encontrar un equilibrio que convierte esta obra en la mejor película bélica rodada desde La delgada línea roja, Salvar al soldado Ryan y Cartas desde Iwo Jima, y una de las mejores de la historia del género. Puro cine.

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