Cultura

Eterna melancolía

Noches en los Jardines del Real Alcázar. John Potter, tenor; Ariel Abramovich, laúd. Programa: 'Music the her echo is': música y poesía en la Inglaterra de los albores del siglo XVII (obras de Dowland, Campion, Cutting, Besard). Lugar: Jardines del Alcázar. Fecha: Jueves 6 de agosto. Aforo: Casi lleno.

Los buenos y veteranos aficionados a la música antigua esperaban esta cita con interés, pues se presentaba en el Alcázar John Potter, miembro durante 17 años (1984-2001) de uno de los conjuntos corales de cámara más célebres de nuestro tiempo, The Hilliard Ensemble. Potter fue la voz de tenor grave del grupo (el tenor agudo era, y sigue siendo, Rogers Covey-Crump), una voz caracterizada por la naturalidad de su emisión, la claridad y el refinamiento, que daba siempre a las interpretaciones del Hilliard un toque de exquisita y elegante calidez en las partes medias.

Para su presentación en Sevilla como solista (con el conjunto vino muchas veces), Potter se asoció al laudista argentino residente en la ciudad Ariel Abramovich, con el que colabora desde hace unos años, y escogió un repertorio inevitable para cualquier cantante británico que se precie, el de la lute song de la época isabelina, ofreciendo ejemplos de dos de sus máximos representantes, John Dowland y Thomas Campion. Estas canciones con acompañamieto de laúd se han convertido en símbolo de toda una época, con su dulce encanto melódico, su aristocrática delicadeza y su tono expresivo casi invariablemente dominado por la melancolía.

Potter las cantó con indudable conocimiento del trasfondo cultural que soporta su arquitectura; no en vano, el tenor inglés lleva años embarcado, en asociación con distintos conjuntos, en la recreación sistemática de todo este repertorio. Aunque su voz ha perdido algo de la translúcida claridad de antaño, el tono oscuro del timbre, la naturalidad del fraseo y, sobre todo, el dominio del idioma y la indudable maestría en la recreación del más nimio matiz prosódico dieron a su interpretación una verosimilitud y una grandeza incontestables. Llamó en cualquier caso la atención la sobriedad y austeridad de la línea, que pudo llegar a causar cierta monotonía entre los no muy conocedores, sobre todo teniendo en cuenta el sostenido tono melancólico del recital, sólo roto a la hora de la propina, con un Come Again dicho en un estilo casi declamado, pero de más ligereza. El acompañamiento de Abramovich estuvo siempre a la altura del cantante, aportando color, densidad a la línea melódica y carácter a los matices expresivos.

Comentar

0 Comentarios

    Más comentarios