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Cultura

Fallece Josep Maria Subirachs, el escultor que 'completó' la Sagrada Familia de Gaudí

  • El artista catalán fallece a los 87 años tras sufrir una larga enfermedad neurodegenerativa

Josep Maria Subirachs, que falleció la noche del lunes en Barcelona a los 87 años tras una larga enfermedad neurodegenerativa, pasará a los anales de la historia del arte como el escultor que a su manera deconstruyó la concepción escultórica de Antoni Gaudí, al dejar su huella vanguardista en el templo de la Sagrada Familia, la más emblemática obra del genial arquitecto modernista.

Hombre sencillo, taciturno y trabajador infatigable, Subirachs se dedicó hasta que su salud se lo permitió a su pasión creativa, en innumerables obras que no dejaban indiferente y que levantaron polémicas insólitas. Sus esculturas vanguardistas y rectilíneas en medio del universo curvilíneo de Antoni Gaudí desembocó incluso en una manifestación frente al templo en julio de 1990, apoyada por buena parte de la intelectualidad catalana de la época.

Las críticas y contestaciones no hicieron mella en su trabajo, y, en una entrevista con Efe en 1998, Subirachs seguía defendiendo haber imprimido su propio estilo en la basílica de Gaudí, al recordar que casi todas las catedrales tienen mezclas de estilos y que "obras como ésta deben dar un testimonio del paso del tiempo. El conjunto tiene suficiente unidad para ser una obra armoniosa, y estoy contento de ello", subrayó entonces el escultor catalán.

Aunque la polémica creada le resultó "un poco incómoda" al ver que en los periódicos "durante mucho tiempo sacaron cosas contra mí diciendo cosas muy gruesas, deseándome la muerte", el artista no dejaba de encontrar positivo que se "creara una especie de interés" sobre su obra.

Subirachs fue el primer artista en ubicar esculturas abstractas en espacios públicos de Barcelona en los años 50, causando entonces un considerable revuelo. También protagonizó a principios de 1992 un sonado enfrentamiento con Antoni Tàpies, al reconocer su importancia como pintor, pero descalificarle como escultor y decir que no tenía "ni idea" de escultura.

Como otros artistas, Subirachs se sabía más reconocido fuera de Cataluña que dentro de ella, lo que atribuía a que "este es un país muy rico en personalidad en un espacio limitado, y esto crea como tensiones y rivalidades", algo que sin embargo consideraba que daba "más fuerza y nervio" a los artistas. Prueba de la repercusión que tenía su trabajo fuera es que Subirachs fue elegido por una serie de críticos del mundo para realizar una gran escultura que presidiese los Juegos Olímpicos de Seúl 1988, para lo que el artista realizó un bloque de base circular y 15 metros de altura, en hormigón oscuro.

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