Cultura

Feliz reencuentro

De las posibles combinaciones entre electrónica e instrumentación orgánica, el encuentro de las cuerdas y los sonidos sintéticos o muestreados se ha venido revelando a lo largo de los años como uno de los lugares más visitados por músicos de variopinta procedencia, ya sea desde el ámbito académico -pongamos por caso al recientemente fallecido Karlheinz Stockhausen- o desde el pop con vocación arty y no por ello con menor proyección popular -valga el ejemplo de Björk junto al Brodsky Quartet-.

El sevillano Miguel Marín, residente ahora en Barcelona tras casi una década en Londres, lleva tiempo barruntando la idea de grabar junto a una orquesta. Quería hacerlo ya en su segundo álbum, pero el proyecto, hasta la fecha, permanece aparcado, supongo que por cuestiones presupuestarias. Logró sin embargo poner en pie una excitante mezcolanza de electrónica e instrumentos y modos de la música antigua, junto a la formación valencia Capella de Ministers, cuando Bigas Luna le encargó la banda sonora para la adaptación teatral de las Comedias bárbaras de Valle, hermosas piezas comercialmente inéditas, para nuestra desgracia. Esto es, en cualquier caso, que su trabajo en este fértil terreno viene de lejos.

Así pues, resulta paradójico que en el fascinante You Travelled My Heart Inside Out, su tercer y último disco como Árbol -sólo una de las ramas en las que diversifica su incesante actividad-, las cuerdas que escuchamos sean sintéticas. ¿Por qué? ¿Otra vez el presupuesto? Habrá que agradecer entonces a la iniciativa de Espacio Iniciarte no sólo la feliz oportunidad de ver a Marín en su ciudad natal presentando dicho álbum, sino también la posibilidad de hacerlo con cuerdas reales y, más aún, acompañado por las dos voces femeninas que participaron en su grabación, la británica Suzy Mangion -colaboradora de largo recorrido- y la japonesa Eri Makino -constatación viva de la comprensible fascinación nipona de Árbol, cultivada primero a través de la admiración por la discografía de Susumu Yokota, entre tantos otros, y reafirmada después tras una estancia de varios meses en Tokio-. Termina por cerrar el círculo Testphase, autor de unos elegantes visuales en perfecta consonancia con aquello que suena.

Todos estos fueron los elementos conjugados con acierto por Marín la noche del pasado viernes, iniciada con los cortes instrumentales de You Travelled My Heart Inside Out y crecida en aplomo, confianza y brillo con cada nueva pieza. Cuando allá por mitad del concierto Suzy Mangion emergió de entre el público entonando Nomi, la partida estaba ganada. En semejante estado del bienestar, los ocasionales deslices en la afinación de Makino -día y medio de ensayo, me soplaron- no pasan de la anécdota. Así debió de entenderlo también el respetable, al que una hora supo a poco y forzó el bis.

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