La Feria del Libro de Sevilla cerró ayer una nueva edición, la primera con un nuevo equipo directivo en el que Nuria Lupiáñez y Verónica Durán tomaban el relevo de Javier López Yáñez, con un balance positivo al que han contribuido las buenas temperaturas y una programación que presentaba planteamientos renovados. "No tenemos una herramienta para contabilizar a los asistentes, pero la impresión es que el público se ha podido duplicar con respecto al pasado año. Ha habido muchísima gente paseando por la Feria, y también comprando", resume Nuria Lupiáñez.

La Plaza Nueva dice adiós a 11 días consagrados a los libros gracias a una cita que tuvo a Irlanda como país invitado y que, con el lema de Mujeres de letras tomar, dirigió su atención a la literatura escrita por autoras. Fue la madrileña Almudena Grandes la que inauguró, con un pregón en el que celebró cómo las escritoras habían conquistado su propia mirada, una oferta por la que han pasado otras creadoras como Marta Sanz, Laura Freixas, Najat El Hachmi o Pilar Adón. La Feria también señaló en esta semana y media de actividad el relevo generacional que se ha producido en estos últimos años, dando espacio a autores aún jóvenes como Llucia Ramis, Juan Soto Ivars, María Fernanda Ampuero, Mónica Ojeda o la irlandesa Lisa McInerney. "Era un propósito que nos habíamos marcado", prosigue Lupiáñez, "pero también creo que esa realidad estaba ahí y nosotros, simplemente, la hemos percibido, y hemos promovido que determinados nombres vengan a Sevilla".

El relevo generacional no se dio sólo en la directiva: también en los autores invitados

La codirectora de la Feria del Libro destaca las largas colas que han conseguido invitados como Blue Jeans, Marwan, Miguel Gane, la bloguera Just Coco o Elisabet Benavent, pero añade que más allá de estos reclamos populares el encuentro ha intentado recuperar con su programación a "los lectores más literarios, los que siempre están leyendo y acudiendo a actos relacionados con el público, una gente a la que quizás, paradójicamente, estábamos empezando a perder", comenta Lupiáñez, que apunta como asignatura pendiente para años próximos "la mejora de las instalaciones" de la Feria.

Tanto editores como libreros se muestran satisfechos con cómo ha funcionado la cita. Pablo Campos, de Triskel Ediciones, y Antonio Abad, de Maclein y Parker, dos sellos sevillanos que comparten expositor, creen que la fecha, principios de mes, y la ausencia de lluvia tras un invierno y un comienzo de primavera inclementes en este sentido, han beneficiado. Ambas editoriales han vendido este año dos propuestas que conectaban con las líneas maestras de la Feria, su enfoque feminista y el interés por Irlanda: De la mujer, una selección de obras de Concepción Arenal (Triskel) y Joyce. De perdidos, al Liffey, un ensayo de Zarabel Santos-Rodríguez (Maclein y Parker). Alberto Haj-Saleh, socio de la librería Casa Tomada, coincide en la fortuna del buen tiempo y la oportuna fecha de principios de mes, lo que ha propiciado que las compras no hayan disminuido. "Creo además que el tema de Mujeres de letras tomar ha sido un acierto. Nosotros hemos vendido muchos libros escritos por autoras, lo que nos parece fantástico", asegura el librero.

Una iniciativa que se incorporaba este año a la Plaza Nueva ha sido la muestra de editoriales independientes, con la que los responsables de la Feria querían dar espacio a las propuestas de Candaya, Gallo Nero, Ultramarina o Contexto -que engloba a Libros del Asteroide, Impedimenta, Nórdica, Periférica y Sexto Piso-. Olga Martínez, de Candaya, aplaude la idea. "Que una feria generalista apueste por la edición independiente es algo muy novedoso. Mucha gente nos dice que este año está viendo libros que se salen de lo que pueden encontrar habitualmente".