Cultura

Filmar el talento y el patrimonio

  • Las arquitecturas y escenografías de Juan Ruesga y Sevilla como ciudad de la ópera centran los dos nuevos documentales que rueda la productora andaluza Saint-Denis

La productora cinematográfica Saint-Denis, creada en 2001, alzó el vuelo en 2015 con su documental Manuel Castillo: la elección voluntaria que, dedicado a uno de los principales compositores españoles del siglo XX, se estrenó en el XIII Festival de Música Española de Cádiz. Los derechos de emisión de ese largometraje, que dirigió Alberto Alpresa e incluía testimonios de especialistas tan relevantes como el recordado Julio García Casas -en una de las últimas apariciones públicas del histórico director de Juventudes Musicales-, fueron adquiridos por Canal Sur, algo que resulta clave para un trabajo cuyo objetivo principal es divulgar entre el gran público el magisterio universal del sevillano Manuel Castillo. Ese espíritu reivindicativo guía de nuevo los dos documentales que Saint-Denis ha puesto en marcha: Sevilla, ciudad de la ópera, que volverá a dirigir Alberto Alpresa, y Juan Ruesga, arquitecto, escenógrafo y viceversa, de Luis Manuel Carmona.

Para el productor ejecutivo de Saint-Denis, Ignacio Delgado, quien se define como "discípulo en el sentido medieval del término de Juan Ruesga desde que fuera mi profesor de Escenografía en el desaparecido Instituto del Teatro", el poder recorrer la vida y obra del creador del Pabellón de Andalucía de la Exposición Universal de Sevilla, supone "recorrer junto a quien lo vivió en primera persona el nacimiento y desarrollo del teatro independiente en Andalucía".

La trayectoria de Ruesga permite ilustrar la historia del teatro independiente andaluz

Juan Ruesga, escenógrafo, arquitecto y viceversa es una coproducción entre Saint-Denis y el propio Ruesga, que aporta la documentación y el material gráfico reunido en años de trabajo. A lo largo de 70 minutos, este documental recorrerá la trayectoria profesional "de un prohombre de Andalucía que vivió un tiempo muy importante para la producción cultural de Sevilla y la comunidad. Juan Ruesga protagoniza un momento bisagra, antes y durante la transición a la democracia, y a través de él contamos la historia de la arquitectura teatral en Andalucía pero también la del teatro independiente andaluz, porque él fue cofundador del Teatro del Mediodía, miembro de Esperpento y director del Centro Andaluz de Teatro", desglosa el director Luis Manuel Carmona.

Cuando aún era estudiante en la Escuela de Arquitectura, Juan Ruesga descubrió la pulsión teatral gracias a amistades como la del actor Roberto Quintana e inició una carrera paralela de escenógrafo cuyo primer trabajo, Cuento para la hora de acostarse, "fue un hito del Teatro Independiente en Sevilla que se estrenó en Salamanca", recuerda Carmona. El trabajo de Ruesga con el grupo Esperpento permite al director documentar el ambiente de unos años esenciales para la escena española e ilustrar cómo Ruesga se profesionaliza con Farsantes y figuras de una comedia municipal y con Los mercaderes de ciudades de Teatro del Mediodía y El bello Adolfo.

La consolidación de esa labor, en La Tempestad, una adaptación de la producción del Piccolo Teatro de Milán, y en montajes como Juan de Mairena o Sonata a Kreutzer, que conducen a los primeros éxitos de taquilla de Esperpento y Mediodía, dan paso a producciones como La marquesa Rosalinda, La rebelión de los objetos y Así que pasen cinco años, donde Ruesga trabaja para compañías entonces recién creadas como Atalaya, hoy referente del gran teatro andaluz.

"Sonroja cuando te lo proponen pero, cuando me preguntaron en tertulia tabernaria si quería que este documental se rodara ya o cuando me muriera, pensé que ahora era más práctico porque puedo responder a sus preguntas y aportar material de archivo", sonríe Juan Ruesga. "Y además me encuentro en activo: aunque he bajado el pistón no he bajado el listón. Trabajo muchas horas y sin disminuir el rigor pero con un poquitín menos de estrés que en otros tiempos", añade un arquitecto que calcula que casi la mitad de su obra tiene que ver de un modo u otro con el teatro. "He hecho más de 60 escenografías y medio centenar de instalaciones teatrales como en el caso del montaje para el Festival de Itálica", refiere.

Bocetos, diseños, planos, escenografías, puestas en escena... dan ritmo visual a un documental donde Ruesga repasa, por ejemplo, su relación especial con el teatro municipal de Utrera. "Actué sobre sus tablas por primera vez como miembro de Mediodía, cuando aún se llamaba Teatro Triunfo y estaba en muy malas condiciones. Luego me tocó vivir su reconversión en teatro municipal y se rebautizó como Enrique de la Cuadra, el prócer utrerano que lo construyó; finalmente lo he vuelto a visitar como escenógrafo con diversas compañías por lo que tengo una visión privilegiada de él: antes, durante y después. El de Utrera fue mi primer gran proyecto de rehabilitación de un teatro histórico, labor que luego desarrollé en Granada en el Isabel la Católica". Otros teatros esenciales en la biografía de Ruesga son los de Los Palacios, Dos Hermanas, el Teatro Távora de Sevilla y el de Las Cabezas de San Juan. El análisis de la gestión de esos espacios es otra de las bazas del documental y corre a cargo de expertos como Juan Carlos Marset (exdirector del Inaem), Jesús Cantero y Manolo Grosso.

Fotograma a fotograma, la obra revela la obsesión de Ruesga por buscar el equilibrio entre intervención y conservación. "El diccionario dice que rehabilitar es volver hábil. Cuando rehabilitamos un teatro lo hacemos para que sea teatro con los requisitos actuales y eso sólo se aprende andando. Por eso el teatro de Utrera es paradigmático", declara el arquitecto.

Juan Ruesga afirma que piensa siempre "con un lápiz en la mano" y por ello el director Luis Manuel Carmona le ha dado un gran protagonismo a esos cuadernos y libretas que el arquitecto guarda en su estudio y mediante los cuales repasa otro hito que ahora cumple 25 años: el Pabellón de Andalucía de la Expo 92, ese cilindro recubierto de cerámica vidriada que ahora es sede de Canal Sur.

Otra etapa profusamente documentada en la película será su labor como director del Centro Andaluz de Teatro. "Ruesga promovió producciones de gran nivel, como Julio César, y evolucionó hacia un estilo como escenógrafo muy reconocido por todos en montajes como Yerma", continúa Carmona. Un análisis especial recibe también su colaboración con Atalaya en obras como Así que pasen cinco años, La rebelión de los objetos, Ariadna... Los testimonios de directores como Ricardo Iniesta, Juan Dolores Caballero o Vicente Palacios contextualizan esa labor en un relato que se acerca también al ámbito doméstico: las calles del barrio de Santa Cruz, la devoción por la obra del arquitecto Juan Manuel Talavera, el trabajo con su productora Arcadia Amarga...

Y de la arquitectura y el teatro a la obra de arte total, la ópera, según la definición de Richard Wagner (Gesamtkunstwerk). La ciudad de la ópera es el título del segundo documental que está rodando la productora Saint-Denis, un largometraje que pretende aclarar por qué tantos escritores, poetas, libretistas y músicos se han inspirado en Sevilla o han ambientado aquí sus creaciones. La obertura de Rossini para El barbero de Sevilla guía el inicio de un recorrido audiovisual que repasa otros hitos de la relación privilegiada entre Sevilla y la ópera, como Fidelio, la única que escribió Beethoven, La forza del destino de Verdi, quien visitó la ciudad en 1863, y La favorita de Gaetano Donizetti.

El crítico de Diario de Sevilla Andrés Moreno Mengíbar es el asesor artístico de un proyecto cuyo guión traza un sugerente itinerario sonoro y turístico por la metrópolis. Así, por ejemplo, se pasa del barrio de Triana -donde transcurre el primer acto del drama Don Álvaro o la fuerza del sino, origen de La forza del destino- al Hotel Inglaterra, en el que se alojó Verdi, y de la Plaza Nueva a los jardines del Alcázar, donde Donizetti ambientó María Padilla y La favorita.

Mención aparte merecen tres personajes ligados para siempre a Sevilla en el imaginario lírico: Fígaro, protagonista de Il barbiere de Rossini y Las bodas de Fígaro de Mozart, Don Juan y Carmen. "El mito de Don Juan, que queda codificado en la literatura mediante El burlador de Sevilla o el convidado de piedra de Tirso de Molina y Don Juan Tenorio de José Zorrilla, inspiró una de las cimas de la historia de la música: Don Giovanni de Mozart", repasa Moreno Mengíbar. "Don Juan es junto al Quijote la aportación más importante de España a la literatura universal", añade el director Alberto Alpresa, a quien le gustaría contar con el barítono Carlos Álvarez como narrador, "por su voz y su prestigio".

Su documental, que incluye jugosas entrevistas a cantantes, directores y especialistas musicales, está estructurado como una ópera y se divide en cuatro actos. "Cada bloque gira en torno a un personaje", precisa Alpresa. "Así, Leonora está presente en Fidelio, La forza del destino y La favorita de Donizetti; Fígaro nos guía por El barbero de Sevilla y Las bodas, Don Juan nos conduce a Don Giovanni y concluimos con la ópera más sevillana, en el sentido de que nos permite recorrer mejor los escenarios reales de la ciudad: Carmen, que inaugura el verismo y ejemplifica el ideal de mujer adelantada a su tiempo, independiente y sensual".

Al hablar de este proyecto, sus creadores y productor no pueden dejar de expresar su perplejidad y pesar por el hecho de que Carmen, "la mejor embajadora que tiene esta ciudad en el mundo", no se represente en el Maestranza desde hace casi 25 años. "Por cantidad, pues hay más de 160 óperas inspiradas por ella, pero sobre todo por calidad, ninguna ciudad puede competir con Sevilla como capital de la ópera. Entre los diez títulos más representados en el mundo cada año, cuatro son de temática sevillana y Carmen suele estar junto a La Traviata en lo alto del podio", cita Alpresa de un título que le permite plasmar escenarios tan hermosos como la Torre del Oro, la Real Fábrica de Tabacos y la Plaza de Toros de la Real Maestranza.

Moreno Mengíbar va más allá y sostiene que "de nada sirve hacer un gran documental o proponer rutas municipales si luego ni el turista ni el residente pueden ver representadas las óperas de las que se está hablando. Habría que garantizar que anualmente se hagan una Carmen o un Don Giovanni", reclama el autor de La ópera en Sevilla en el siglo XIX y coautor, junto con Ramón María Serrera, de Sevilla, ciudad de las 150 óperas.

"Si hubiera voluntad política y se implicara al sector privado, tendríamos un festival de ópera exclusivamente dedicado a las obras maestras de temática sevillana, que podría competir con los de Bayreuth o Salzburgo. Y hay material para ello. Es cierto que el Maestranza no tiene producciones propias de Carmen ni de La forza del destino pero sí de Fidelio, Las bodas de Fígaro,El barbero y Don Giovanni. Hay dinero pero para otras cosas y es una lástima porque, con voluntad política, se lograrían acuerdos con patrocinadores, sedes y hoteles para tener en Sevilla un festival genuino de primera. Debemos reivindicar nuestra historia cultural, ponernos a la vanguardia y usar el audiovisual para llevar ese patrimonio al gran público", cree Alpresa.

"La dimensión del turismo cultural basado en la música no se ha explotado apropiadamente en Sevilla", añade Moreno Mengíbar. "Y ello pese a que hay un mercado internacional potencial que incluso permitiría autofinanciar la aventura. Ojalá la ciudad se anime a abordar el reto con el máximo rigor y calidad. Porque los compromisos se los lleva el viento y nadie está dispuesto a hacerlos cumplir, como hemos visto en el Maestranza: en los pliegos del contrato a la dirección artística se especificaba que había que programar óperas vinculadas con Sevilla y esta norma se incumple cada año. El teatro debería tener un consejo artístico, vinculante y no meramente consultivo, para frenar los intereses profesionales de la dirección artística cuando estén en desacuerdo con la ciudad y su público".

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