Cultura

Frialdad expresiva y estética trasnochada

El principal aliciente del concierto de anoche era más histórico que artístico, porque posibilitaba escuchar músicas nacidas en y para la catedral hispalense en el mismo recinto catedralicio. Lástima que los cantores se situasen en el altar mayor y no en el coro, alrededor del facistol de Morel, algunos de cuyos relieves retratan a la capilla musical del templo metropolitano en tiempos de Francisco Guerrero.

Ahí terminó, prácticamente, el atractivo de la propuesta del conocido conjunto británico. Siendo uno de los coros que ya en los años setenta recuperó la interpretación de la polifonía renacentista, los Tallis Scholars parecen haberse quedado anclados en el pasado y en los modelos aproximativos de hace treinta años. Si ya es de por sí cuestionable la interpretación de la polifonía estrictamente a capella, lo es mucho más en el caso sevillano, pues la sede hispalense fue una de las primeras en dotarse, ya desde 1526, de un conjunto de instrumentistas que complementasen a las voces. Phillips parece interesarse sólo por la belleza del sonido, lo que tampoco consigue dado lo destemplado y chillón de las sopranos y la insuficiencia de las voces graves (como se evidenció en Versa est in luctum). Sin moverse de una estrecha franja dinámica, no tuvo apenas en cuenta la necesidad de acentuar ciertas palabras clave (Gaude, Alleluia, Resurrexit) ni de aportar variedad y pasión.

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