Crítica 'Una noche en el viejo México'

Frontera blanda

Una noche en el viejo México. Western, España-EEUU, 2013, 102 min. Dirección: Emilio Aragón. Guión: William D. Wittliff. Fotografía: David Omedes. Música: Emilio Aragón. Intérpretes: Robert Duvall, Jeremy Irvine, Angie Cepeda, Luis Tosar, Joaquín Cosio, Michael Ray Escamilla.

Emilio Aragón prosigue su carrera de autolegitimación en la esfera de la (alta) cultura con la dirección de un nuevo largometraje tras su reconversión en empresario mediático de éxito, compositor o director de orquesta. Y lo hace a lo grande, a saber, viajando a Estados Unidos y contratando al veterano Robert Duvall para protagonizar esta historia de perdedores redimidos que se asienta sobre la más que reconocible iconografía del western de frontera on the road entre Tejas y México.

Más allá de la operación de homenaje a un género y a un paisaje ajeno, Una noche en el viejo México apenas consigue hacerse fuerte en el trazado del viejo cascarrabias en busca de una última aventura que encarna un Duvall en modo libre. A su lado, un paisaje y un paisanaje recién pintados, un nieto reaparecido (el blandito niño de War horse, de Spielberg), una cabaretera mejicana de buen corazón (Angie Cepeda) y unos malos de ida y vuelta (con Tosar al frente) apenas funcionan como necesarios aderezos dramáticos de lo que se nos antoja un filme-capricho demasiado autocomplaciente y romo hecho para cumplir un viejo sueño (de imitación), comparsas con escasa entidad para poder filmar a gusto a Duvall y sus arrugas en uno de esos personajes arquetípicos que tal vez ya sólo existan en la mitología del cine americano.

Comentar

0 Comentarios

    Más comentarios