Cultura

Gran triunfo de Castella, herido, en Pontevedra

  • El diestro francés corta dos orejas · José Tomás, con un mal lote, es ovacionado · Javier Conde consigue un trofeo

GANADERÍA: Toros de El Torreón, desiguales de presentación; varios terciados y justos de presentación y de juego desigual. TOREROS: Javier Conde, oreja y silencio tras aviso. José Tomás, saludos y saludos. Sebastián Castella, oreja con fuerte petición de la segunda y oreja. Incidencias: Plaza de Pontevedra. No hay billetes. Castella sufrió una cornada por su primer toro, que le causó una herida interna de 8 centímetros en el muslo izquierdo y Alfredo Cervantes sufrió otra cornada en un glúteo al prender un par de banderillas al cuarto toro.

Sebastián Castella cortó una oreja a cada uno de los toros de su lote en la tarde en la apertura de la Feria de la Peregrina en Pontevedra, donde firmó una importante actuación. Sin embargo, tras recoger la oreja del sexto, en lugar de salir a hombros fue a la enfermería para ser explorado tras una fuerte voltereta en el tercero. Lo más importante lo firmó Castella con el encastado y exigente tercero en una faena vibrante de principio a fin, saludando con lances templados a la verónica y comenzando su faena con muletazos por alto ligados con el desdén y trinchera que pusieron la plaza boca abajo. No bajó el francés el pie del acelerador, en una faena con series importantes en redondo, de mano baja, aplomo y pasándoselo muy cerca; y muletazos muy intensos al natural, que incluso en un descuido le propinaron una espectacular voltereta.

Con la taleguilla rota Castella volvió sobre la mano izquierda, causando el delirio en la plaza y una petición fortísima de dos orejas tras un cierre por ajustadas manoletinas. El palco decidió conceder sólo una y fue abroncado con fuerza.

Conde terminó por debajo de un animal que empujó fijo en un largo puyazo y que embistió con prontitud y raza aunque las fuerzas justas al que se lo sacó a los medios y las ganas iniciales terminaron diluidas en una faena de series cortas, quitando la muleta de la cara en ocasiones y aprovechando el son del toro de Rincón en muletazos de corte personal. Lo mejor fue la estocada, en buen sitio, tras la que paseó la oreja.

El sexto fue un toro con mucha emoción al principio, repitiendo y acudiendo alegre y con transmisión. Castella lo templó en los medios en una faena intensa que no bajó nunca de motor, a pesar de que el toro de El Torreón se vino abajo. Fue entonces cuando Sebastián se montó encima para rematar la faena, que pudo haber tenido dos orejas de premio de no haber pinchado.

El cuarto fue el otro toro bueno de la corrida y Conde lo dejó crudo y también le dio distancia de inicio. Sin embargo, en los embroques rectificó y se quitó el malagueño, que sólo lo intentó más cuando el toro, más aplomado, se templó al natural. Sin seguridad, Conde intentó guiños al tendido para levantar una faena que terminó pasándose de metraje.

José Tomás no tuvo demasiadas opciones con un segundo de muy escaso trapío que llegó prácticamente inválido a la muleta. El madrileño se lo sacó a los medios con los de tanteo y allí directamente le presentó la zurda, encontrándole la altura al toro desde el principio y templando su embestida. Por ese pitón llegaron muletazos de trazo largo y acompapasados, encajada la planta. Lo intentó también en redondo, pero el toro enfiló pronto la cuesta abajo, restando interés al trasteo pese a la voluntad del de Galapagar. Mató de pinchazo y buena estocada. El quinto fue otro inválido que se rajó en el caballo y puso las cosas complicadas en banderillas. José Tomás se lo sacó a los medios para tratar de sujetar a un ejemplar que embistió siempre con la cara alta, defendiéndose y sin emplearse. Tomás firmó una faena muy larga con más voluntad que interés, que terminó alargando sin motivo antes de fallar con la espada.

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