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Crítica 'Mi amor'

Histeria de un matrimonio

mi amor. Drama, Francia, 2015, 125 min. Dirección: Maïwenn Le Besco. Intérpretes: Vincent Cassel, Emmanuelle Bercot, Louis Garrel.

Ya el anterior filme (Polisse) de Maïwenn se miraba en las grandes ligas del realismo dramático de alta intensidad, nada menos que en el Pialat de Police y sus dinámicas internas al servicio del orden público en tiempos multiculturales.

Mi amor prosigue por un mismo sendero y añade al Casavettes íntimo de las parejas en combate a su universo de referencias narrativas y estilísticas. Y es que la cinta aspira al retrato de los altibajos y vaivenes de una tortuosa relación de pareja a lo largo de los años marcada por una irrefrenable atracción, eso que llaman amour fou, que bien podría tener síntomas de varias patologías de telediario.

Tony (Emmanuelle Bercot, premiada en Cannes) y Georgio (Vincent Cassel) se tantean, se olisquean, se buscan y se encuentran en las primeras fases del amor arrebatado; pero pronto llegarán la convivencia, el roce, la paternidad, los vicios ocultos, las mentiras, los chantajes, las peleas, la ira, el despecho… Con todo, Maïwenn parece creer o hacer creer a sus criaturas en un amor instintivo y animal que flota por encima de las circunstancias, un amor a prueba de traiciones, separaciones e intentos de suicido, un amor hormonal contra toda lógica de compatibilidades, furia y desencuentros…

Narrada desde la separación y la rehabilitación (todo ese tramo resulta realmente ortopédico y prescindible) y desde el punto de vista de la mujer, Mi amor juega así con la distancia curativa y regeneradora, buscando suturar la lógica del maltrato, el capricho o la sumisión con el ambiguo hilo de la atracción inexplicable. Ahí están sus mejores cartas (cierta distancia moral) pero también las peores, empezando por el escaso interés que nos despiertan los personajes y su mundo, y siguiendo con la tendencia a confundir el histerismo, el grito y el exabrupto con la verdadera intensidad del dolor o la rabia.

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