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Cultura

Cuando la Historia condiciona el presente

La eterna cuestión: ¿Bach al piano? Muchos años ya intentando cada bando expresar sus argumentos y buscando convencer de la legitimidad artística de su postura. Pero el caso es que cada vez que aparece en un recital pianístico una composición del Director musices de Leipzig se nos plantea el mismo dilema.

Más allá de lo bien que técnicamente Anderszewski abordase los pentagramas, su modo de articular (picado-staccato), el fraseo introspectivo, estirando al máximo el tempo en las Sarabandes, ralentizando los ritmos de las Galanterien y sometiendo a las dinámicas a un mismo y uniforme nivel, personalmente me pareció un Bach aburrido, falto de contraste (algo esencial en el Barroco), más romántico que dieciochesco y a mitad de camino entre el clave y el piano. Para imitar el clave ya está el clave, con esa tímbrica y esa mecánica de producción del sonido que a mi entender condiciona de forma absoluta la propia estructura interna de la música nacida por y para ese instrumento. Y no me vale la falacia argumental del "Si Bach hubiese conocido los pianos modernos...", porque sobre ser un razonamiento inútil se podría responder que en tal caso hubiese compuesto música muy distinta a la que por ventura nos dejó.

En el resto del programa sí que funcionó la personal aproximación interpretativa del pianista polaco. Siempre mirando hacia dentro de la música, sin dejarse ir por la efusividad, su Schumann fue para mí lo mejor de la noche: trascendental, lleno de congoja, hacuendo de los silencios momentos de tensión y belleza.

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