Adela Campallo ofreció un recital muy intenso, percusivo, pleno de golpes y zapateados. Con muchos cortes, mucha tensión y la novedad, en su caso, del acompañamiento del bajo eléctrico, no acreditado.

Máxima energía, entrega absoluta y técnica apabullante, con profusión de vueltas y desplantes. Con un grupo perfectamente empastado compuesto por profesionales tan rotundos como Juan Campallo o los cantaores Jesús Corbacho y El Londro, que son, asimismo, grandes percusionistas, además de tener unas voces personales, lírica en el caso de Corbacho y rota el jerezano.

Adela Campallo ofreció un recital intenso, técnico y pleno de ritmo

La otra cara de la moneda la ofreció Ezequiel Benítez con un recital relajado, fresco, pleno de lozanía pese a tratarse de una indagación en el legado tradicional, de Aurelio Selles en las mecidas cantiñas, o María Bala en la rotunda soleá, quizá el tema más redondo de la noche.

Se gustó en los fandangos personales de los que ofreció una buena muestra de variantes melódicas y a los que volvió en el fin de fiesta.

También se acordó del sevillano Manuel Vallejo en una canción por bulerías muy exigente desde el punto de vista rítmico que solventó sin dificultad. Se trata de un cantaor innato, nada museístico, con una voz clara, en absoluto forzada. Paco León le ofreció un acompañamiento tradicional, tenso, muy rítmico, pero al mismo tiempo cálido y natural. Una gran fiesta para cerrar el ciclo de este año de Flamenco Viene del Sur, la decana de las programaciones flamencas teatrales en nuestra ciudad.