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Cultura

Juan Cruz, cronista de sí mismo

  • José Antonio Griñán protagoniza su primera intervención pública tras su imputación hace un año para presentar 'Un golpe de vida', el nuevo libro del periodista, escritor y antiguo editor 

Juan Cruz y Griñán en la presentación.

Juan Cruz y Griñán en la presentación. / Pizarro

Tiene tanta potencia eso que se conoce como erótica del poder que incluso cuando dicho poder ha caído en desgracia el encantamiento sigue haciendo efecto. Comprobado está. Casi exactamente un año después de ser imputado por los presuntos delitos de prevaricación y malversación de caudales públicos en el caso de los ERE, José Antonio Griñán protagonizó ayer su primera intervención en un acto público. El ex presidente de la Junta llegó pasados algunos minutos de las ocho de la tarde, enfiló hacia la tarima y se puso en marcha inmediatamente el ritual de besos y abrazos. Allí estaban para dárselos algunos miembros del actual Gobierno andaluz, Rosa Aguilar, María Jesús Montero, Antonio Ramírez de Arellano; compañeros de viaje en el viejo PSOE, Luis Yáñez, Amparo Rubiales, Carmen Hermosín, Rosa Torres; amigos y espíritus afines, Pilar del Río, Mercedes de Pablos, Pablo Juliá...Al fondo lo esperaba Juan Cruz, que mantiene con Griñán una "relación epistolar" gracias a la cual descubrió la "agudeza" del juicio literario del ex presidente andaluz. Contó él una vez que no sólo sabe quién es Roberto Bolaño, pongamos por caso, sino que incluso lo ha leído con placer. Y en calidad de lector acudió a la Feria del Libro, para presentar Un golpe de vida, el nuevo libro del periodista, escritor y antiguo editor de Alfaguara, por mucho que todo lo demás estuviera sin duda posible en la mente de todos los presentes en el acto. "Llevo varios años sin dirigirme a un grupo mayor que una tertulia de amigos", comenzó Griñán, disculpándose de antemano por los posibles titubeos en su intervención. No llegaron. Definió la obra de Cruz como "una crónica sentimental a caballo entre el género autobiográfico y la confesión casi religiosa". Señaló el tono "nostálgico" del libro, la "melancolía" ante tantos amigos muertos que desfilan por sus páginas; entre otros, Jorge Ibargüengoitia, "uno de los grandes maestros desconocidos del castellano": deslizó en un pequeño guiño a la selecta finura de sus gustos.

El periodismo y la política, pero en este último caso muy de puntillas, no tardaron en aparecer como motivos de la charla. No en vano Juan Cruz definió Un golpe de vida como "una purga del corazón", una reflexión sobre su "peripecia como periodista", una mirada hacia dentro de sí mismo, pues ante la "enorme incertidumbre" que se cierne sobre el oficio del periodismo, ante tanto amigo muerto, ante la sensación de estar asistiendo a un "repecho" en la vida, empujado por el dolor, "que siempre pone en su sitio a una persona", el canario quiso ser una especie de "enviado especial a distintos momentos" de su paso por este mundo. El cual está profundamente marcado por su vínculo profesional y sentimental con El País. "No nos engañemos, no hay nada que le guste más [a dicho diario] que meterse en las querellas internas del PSOE. Ha pasado siempre. Le dieron poco a Alfonso Guerra en su momento, por ejemplo, y ahora le toca a Pedro Sánchez", dijo Griñán antes de añadir: "El País ha sido siempre casi una agrupación más del PSOE". En respuesta a esto alegó más tarde Cruz que el periódico "nunca estuvo libre de culpa o discusiones", pero que no es ese el problema, sino que "las redes sociales nos han hecho creer que todo lo que uno lee le tiene que dar la razón". Después de todo, añadió, la pelea más inflamada la tiene cualquiera precisamente con su mejor amigo. Quedó la cosa, en resumen de Griñán, en que El País "sigue siendo lo que era, en general".

Ante una Pérgola que no llegó a llenarse, en tono sentencioso, a veces lírico, "siempre desde el corazón", como apuntó la presentadora del acto, la también periodista Margot Molina, Juan Cruz expresó su desencanto con las redes sociales y en particular con Twitter, del que es usuario. "Todo no se puede decir", afirmó, entre otros motivos porque "la falta de respeto genera grandes destrozos en la sociedad". Añadió Griñán que "no puede haber libertad sin responsabilidad", lo que conduce inevitablemente a su juicio a la "necesidad de una regulación" al respecto así como a una "reflexión sobre el anonimato". "Yo no quiero estar en un oficio que trate de destruir a las personas", terció el periodista sobre la confusión entre el periodismo -o lo que éste debería ser, al menos; "con respeto a los hechos", dijo Cruz, y con "reflexión sobre los hechos", completó el ex presidente- y esa ingenua entelequia bautizada como periodismo ciudadano, término que recibe ahora el señor (con cámara en el móvil) que pasaba por allí.

Tras un primer aplauso, al final del acto, Cruz pidió: "Yo ahora quiero que ustedes aplaudan a Pepe Griñán". La entrega con la que lo hizo casi todo el mundo, el propio Cruz, sus amigos, los cargos socialistas presentes, el público entre el que hubo rostros hechizados por la cercanía al parecer inexorablemente embriagadora del poder (más o menos remoto), vino a confirmar el aire de desagravio, de resarcimiento afectivo que estaba flotando en el ambiente desde antes del comienzo.

Como todas las jornadas, la actividad fue permanente. Ayer, bajo la carpa, hubo varias presentaciones más. Entre ellas de la Medianoche en Damasco, la última novela de Maha Akhtar, autora especializada en novelas históricas con fragancias exóticas que ahora ha decidido ambientar una historia de "aventuras, espías y amor" nada menos que en la espantosa sangría de Siria. "No quiero frivolizar, pero pese a la guerra sigue habiendo gente intentando llevar una vida normal, entre comillas. Eso quise retratar, la cara humana de este terrible conflicto", dijo. Por si acaso, de todos modos, se sintió obligada a recordar varias veces que es una "ficción". Que "engancha". E incluso "puede divertir".

Por la mañana se entregaron los ya tradicionales Premios Feria del Libro. Pilar del Río, Hipólito G. Navarro, Vicky Román y Jesús Barroso, del programa de Canal Sur Radio Es la vida, la librería Sensei Cómics, la asociación Iniciativa Sevilla Abierta, el colegio público Andalucía y el Proyecto Bibliobús Anantapur de la Fundación Vicente Ferrer recibieron los previstos. El que llegó de sorpresa fue para el director de la Feria, Javier López, que vive su última edición como tal. Lo recogió junto a su equipo, al que ahora le toca "volver a hacerla crecer" con "ideas nuevas".

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