Si en los años de transición los cantautores triunfaban con la canción protesta que pretendía agitar conciencias y reivindicar derechos sociales, ahora en el siglo XXI renace una canción de autor entusiasta que defiende el humor como la mejor arma para combatir estos tiempos convulsos. Canciones frescas que tratan de desdramatizar el presente e invitan a espantar los males poniendo la mirada en el único asidero que queda cuando se asume el desengaño: "reírse de uno mismo".

Así lo entiende y practica Maui, una utrerana que se ha hecho un hueco en el panorama musical gracias al boca a boca y que esta noche a las 21:00 presenta en La Sala (Plaza del Pumarejo, s/n) "con alguna sorpresa" su primer disco en solitario Viaje interior, con el que fue nominada a los Premios de la Música Independiente.

Maui, en realidad, es el alter ego con el que María Luisa Ramírez "puede llevar al extremo lo que soy", tal y como cuenta a este diario. Un personaje de aspecto estrambótico y mirada burlona que encuentra las musas "entre los estantes de regañás y rosquillas de un supermercado" y que se mueve en un "mundo propio" experimentando con "la palabra, el humor, la teatralidad y el compás", según define.

Un compás, el de Utrera, "que está en todo lo que hago, impregnado en mi piel, en mis pies, en mi corazón y en mi boca. Como al niño que lo trasladan de país y se le nota siempre el acento de donde viene", compara. Por eso, pese a que su estilo está repleto de contrastes, la cantante confiesa no poderse despegar de las raíces flamencas en que se ha criado. "Cuando era niña para mí las fiestas con Fernarda y Bernarda, Tomás de Perrate, Gaspar, El Cuchara… eran algo normal, son parte de mi infancia, mi lenguaje natural", recuerda la sobrina de Bambino e hija de Miguel Ramírez, guitarrista de Los Centellas.

Precisamente fue El Toro y la luna, canción con la que triunfó el grupo de su padre, la que le permitió irse a Granada a estudiar magisterio y violonchelo e iniciar su carrera artística junto a los Sirénidos con quienes publicó sus tres primeros trabajos.

Para componer, procura "tener los sentidos abiertos a la vida" y poner el acento en las cosas cotidianas que "a todos nos pasan pero que no todo el mundo ve". Desde ahí, han salido los once temas que componen el álbum y que están salpicados de "sueños y fantasías", de sugerentes aventuras e historias insólitas que escribe sin prejuicios ni artificios.

Luego, "el disco no es más que una foto fija que se le hace a la canción en ese momento", describe, pero "esa canción está viva", añade, y es en el directo y frente al público donde Maui encuentra el escaparate perfecto para llenala de detalles y crear "un universo mágico donde cabe el teatro, el monólogo… y a veces hago introducciones que son más largas que la propia canción", bromea.

Algo que puede haber aprendido de su madrina artística Martirio, "una maestra que ha sabido no adormecerse en una época ni en un estilo; siempre pongo las orejas y el cerebro a funcionar para seguir sus consejos", manifiesta. Ella, junto a Jorge Pardo, Raúl Rodríguez, El Kanka o los Antílopez colaboran en este trabajo "por eso del Dios los cría y ellos se juntan", matiza Maui.