La discografía de serrat, con diario de sevilla

El 'Mediterráneo' que encabeza en España todas las listas de mejor canción

Es de palabras mayores la cuarta entrega que Diario de Sevilla le ofrece de la colección discográfica de Serrat. Si todos sus discos son muy buenos o buenos, Mediterráneo es la obra maestra de su primera etapa, e incluye la canción que da título al álbum, siempre elegida como la mejor de su repertorio, siempre ganadora del número uno en todas las clasificaciones referentes a la música popular española del último medio siglo.

Como dijo Vázquez Montalbán en su análisis del disco: "Vagabundear, respirar el aire puro de la mañana marina o montañera, observar un tipo marginal y generoso, amar, querer huir, tal vez no poder huir, el Serrat de siempre está en Mediterráneo. Y esta personalidad, inexplicable sin esa tierra que cautiva a sus muertos, sin esa tierra de posguerra en la que nació, sin aquel barrio agridulce, sin su niñez agridulce, sin esa obligación casi histórica de pregonar la libertad de amar y de huir, ya permanece incorporada, a través de sus letras y músicas, a la conciencia de pueblos que, a uno y otro lado del Ebro, Serrat ha intentado poner en una difícil comunicación".

En el libreto incluido en el estuche-disco de esta entrega de Serrat personal, el cantante explica la génesis de Mediterráneo: "Surgió en Calella de Palafrugell, un pueblecito de la costa ampurdanesa, cuando forzábamos la noche en el hotel Batlle, cantando con Alberto Puig Palau -el tío Alberto de la canción- y nos zambullíamos en las últimas copas de la madrugada. Era un Mediterráneo con más hormigas que hormigón, en el que tenía mucha más importancia el plan nuestro de cada día que cualquier plan urbanístico. En este disco se destila la imagen de las primeras mujeres a las que quise, pero también la sensación de convivir en una especie de burbuja llamada gauche divine que nos aislaba de un mundo hostil, aunque sin perder nunca de vista lo que era urgente e importante".

Esa gauche divine a la que se refiere Serrat estaba compuesta por los artistas y adinerados de la burguesía catalana que bebían de la modernidad europea tanto en las librerías como en los bares de copas y en las playas, se desmarcaban del franquismo político, cultural y moral. Pero la fuerza de las canciones de Mediterráneo va mucho más allá del gusto de unas élites. ¡Quién no se ha emocionado a lo largo y ancho de la España rural con Pueblo blanco! Y quién no ha sentido como propias aquellas pequeñas cosas que nos dejó un tiempo de rosas. Por eso Serrat ha gustado y gusta a gentes de diverso origen, edad e ideología. Porque llega al corazón.

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