Crítica 'Sexo fácil, películas tristes'

Metacomedia neorromántica

Sexo fácil, películas tristes. Comedia romántica, España-Argentina, 2015, 93 min. Dirección y guión: Alejo Flah. Fotografía: Julián Apezteguia. Música: Julio de la Rosa. Intérpretes: Quim Gutiérrez, Marta Etura, Carlos Areces, Ernesto Alterio, Julieta Cardinali, Bárbara Santa Cruz, Monica Antonopulos, Luis Luque, María Alche, Óscar Arnaiz, Joëlle Zilberman. 

El primer largo del argentino Alejo Flah busca camuflarse bajo el juego de la metaficción para seguir confiando en los mismos lugares comunes y tópicos de la comedia romántica a la que pretende desenmascarar con su estrategia lúdica y su trama desdoblada. Así funciona el ejercicio netamente posmoderno y autoconsciente de un artefacto vistoso que acaba gustándose a sí mismo más de la cuenta, tales son los peligros de exhibir con orgullo los mecanismos de su escritura.

Con todo, la película satisfará a los públicos habituales e incondicionales del género, incluso a aquellos otros más descreídos que se creen por encima de sus tópicos, ya que Flah se guarda de introducir una cierta dosis de madurez y desencanto adulto entre estas dos historias de amor que se reflejan y hacen eco mutuo entre Madrid y Buenos Aires, entre el demiurgo y sus criaturas, entre la realidad y la ficción de fórmula dentro del molde de un género que, a la vista del paso del tiempo, parece que todo lo supera y todo lo puede.

Los atractivos pares Gutiérrez-Etura y Alterio-Cardinali funcionan como gancho en sus respectivos clichés generacionales y en sus encuentros y desencuentros de ida y vuelta, de la misma forma que los personajes de Areces y Luque se miran el uno al otro como complementos necesarios para dar aire y rebajar el almíbar desde los márgenes.

Más vistosa que inteligente, más ingeniosa que verdaderamente autorreflexiva, Sexo fácil... destapa una vez más que la comedia romántica es antes asunto de gente guapa y de guionistas que de directores, y Alejo Flah se gana a sí mismo por goleada de una faceta a la otra.

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