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Cultura

El Museo del Prado y Focus avanzan en la muestra sobre Justino de Neve y Murillo

  • Se inaugurará en junio en Madrid y el próximo otoño en el Hospital de los Venerables, según Gabriele Finaldi, director conservador de la principal pinacoteca española · Su título, aún provisional, es 'El arte de la amistad'

Gabriele Finaldi (Londres, 1965) es, además de director adjunto de conservación e investigación del Museo del Prado, uno de los grandes expertos internacionales en pintura española e italiana del barroco, lo que le valió dirigir durante una década las famosas colecciones que de ambos países posee la National Gallery londinense. Finaldi estudió en el Dulwich College de la capital británica, en Nápoles y Piacenza, y se licenció en Historia del Arte -al igual que lo ha hecho ahora su hija- por el prestigioso Courtauld Institute of Art de la Universidad de Londres en 1989. A los 30 años se doctoró, también en el Courtauld, con una tesis sobre la vida y la obra de José de Ribera, el pintor y grabador de Játiva que desarrolló su carrera principalmente en Nápoles y al que sigue dedicándole parte del "muy poco tiempo libre" que le deja su cargo en la principal pinacoteca española. De Ribera, apodado El Españoleto, prepara Finaldi el catálogo razonado de sus dibujos. "Es un artista cuya obra pictórica se ha estudiado a fondo, no así la parte gráfica, que es muy interesante y está muy repartida entre Londres, París, Estados Unidos, el Museo del Prado, la Biblioteca Nacional de España, Roma, varios museos alemanes... El estudio de su obra gráfica es relativamente reciente y muchos de sus dibujos han aparecido bajo otros nombres. Recopilar este material, que trata a veces temas muy raros y preocupantes, escenas de violencia, ha sido muy difícil", declara sobre el autor de La mujer barbuda, del que ha seleccionado el magistral lienzo San Sebastián para la muestra El Hermitage en el Prado, de la que es comisario junto a su homólogo del museo de San Petersburg, Sviatoslav Savvateev.

Pero el motivo por el que ayer regresó a Sevilla fue la Escuela de Barroco que organizan Focus-Abengoa y la Universidad Internacional Menéndez Pelayo (UIMP), donde pronunció la conferencia En busca del arte barroco. ¿Estilo o ideología? Antes de su disertación, que cerró la segunda jornada de este foro científico que hoy se clausura, Gabriele Finaldi visitó la colección permanente del Centro Velázquez y conversó con este medio sobre los retos que plantea la crisis económica a los espacios expositivos españoles. Y la pregunta surge, inevitable: ¿No es posible para el Prado colaborar de un modo especial con el Bellas Artes de Sevilla para ayudarle a salir de su parálisis y estancamiento? "Somos muy conscientes de que la situación de los museos en España es muy complicada y esto no sólo afecta al Bellas Artes de Sevilla. Las administraciones ven difícil mantener los programas y los presupuestos de las instituciones culturales. Creo que nos toca a todos en este momento, a las instituciones y a los museos, buscar formas originales de aprovechar lo que tenemos en nuestras propias colecciones y plantear colaboraciones que tengan sentido. No sólo con grandes medios se pueden lograr buenos resultados. Tal vez no se trate ahora de hacer grandes proyectos con centenares de obras sino otros más acotados y mirando más los intereses del público. El Museo del Prado está dispuesto a hablar con todos y, naturalmente, con el Bellas Artes de Sevilla, uno de los museos más importantes de España y, para mí, personalmente, el más bello en cuanto a sus espacios, con una colección espectacular. Estaríamos encantados de plantear algo con ellos", declaró Finaldi con firmeza.

Con el Centro de Investigación Diego Velázquez de la Fundación Focus-Abengoa, el Prado mantiene una relación fluida cuyo principal reflejo son las dos obras que la pinacoteca madrileña depositó en el Hospital de los Venerables: dos óleos sobre tabla de Francisco Pacheco, Santa Inés y Santa Catalina, que lucen enfrentados en la colección permanente junto a la Santa Rufina de Velázquez, ilustrando su condición de referentes para esta pintura del sevillano.

"La relación con Focus-Abengoa está establecida y es conjunta. Ahora trabajamos en un proyecto en común que se titula provisionalmente El arte de la amistad. Es una exposición que se centra en la figura del canónigo de la Catedral de Sevilla Justino de Neve y del arte que surge de su relación amistosa con Bartolomé Esteban Murillo. Esta muestra, que se inaugurará en el Museo del Prado en junio, se verá después, en otoño de 2012, aquí en el Hospital de Los Venerables de Sevilla", avanza Finaldi.

El Hermitage en el Prado, que puede verse hasta el 25 de marzo, es un hito en la colaboración entre instituciones públicas y privadas. Para el principal colaborador de Miguel Zugaza (el director de la pinacoteca madrileña), "la entrada de una forma contundente de la sociedad civil en el Prado, que es reciente, es muy importante. Más aún cuando también sufrimos recortes en los aportes ministeriales. Pero los beneficios de colaborar con la iniciativa privada son evidentes porque se entra en contacto con personas, redes y expertos de muy distintos campos que nos ayudan en nuestra actividad pero que también reciben satisfacción y cumplen con sus propios objetivos colaborando con el Prado. El caso de la exposición de tesoros del Hermitage es uno de ellos. La Fundación BBVA tiene una gran tradición de proyectos de gran calidad y proyección internacional por lo que era un socio natural para una exposición de este tipo".

Ayer, en su ponencia en la Escuela de Barroco, que este año dirige la catedrática de Filosofía Amelia Valcárcel, Finaldi planteó a través de obras maestras de artistas italianos -principalmente las de Pietro da Cortona en el palacio Barberini, Luca Giordano en El Escorial y El éxtasis de Santa Teresa de Bernini- que el barroco es tanto un estilo como una ideología que se nutren mutuamente. Un vocabulario conmemorativo, referencial y muy rico de formas que llega hasta nuestros días. "El barroco no es ajeno a la sensibilidad moderna porque ésta aprecia mucho el espectáculo, la paradoja, los dobles sentidos, lo que está escondido detrás de las apariencias. En ese sentido, como propugna esta Escuela, forma parte de nuestra herencia cultural. Y el cine, con sus grandes formatos y efectos, con sus juegos de luz y ricas narraciones, es posiblemente el medio más cercano al barroco".

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