FERIA Toros en Sevilla hoy en directo | Morante, Castella y Rufo en la Maestranza

crítica de música

Navidades medievales con disco

Su concierto navideño se ha convertido ya en una tradición en la ciudad, pero esta vez venían con un disco nuevo, y después de actuar en Japón y de debutar (veinte años tarde) en el Auditorio Nacional. Los de Artefactum no sólo resisten a la crisis que a tantos grupos se ha llevado por delante, sino que parecen haber cogido carrerilla en 2016. Hasta se permitieron presentarse para la ocasión en una formación amplia (nueve miembros), lamentablemente cada vez más inhabitual.

Musica ad navitatis tempus, título del disco y del programa del concierto, es un amplio y desprejuiciado paseo por la Navidad europea medieval, que se asoma lo mismo a los carols ingleses que a las cantigas del rey Sabio, el Laudario de Cortona u otros manuscritos del tiempo (alguno no muy conocido, por cierto, como ese códice checo de Kutna Hora). Las piezas son en su mayor parte monódicas y estróficas, lo que unido a la escasa precisión de la notación en la que nos han llegado permite un amplio margen recreativo a sus intérpretes. Y de eso van, lo sabe bien su legión se seguidores, los conciertos de Artefactum, del arte de la recreación y del recreo, lo que hace de cada una de sus actuaciones un espacio abierto a la sorpresa, el humor y la diversión.

Manda la música, por supuesto, pero la transgresión no anda lejos nunca. Esa naturaleza goliardesca del grupo se muestra no sólo en los chascarrillos de las presentaciones, sino, en este caso, en la forma de hilar los villancicos populares con las piezas medievales (Los peces en el río se pegan literalmente a una lauda, El tamborilero aparece en medio de otra y luego se esfuma...).

Desde el punto de vista estrictamente musical, lo más destacable de esta nueva presentación del conjunto sevillano me pareció que tuvo que ver con el uso comedido de las amplias posibilidades tímbricas a su disposición. El color es siempre un parámetro relevante en el trabajo del grupo, pero suelen ganar en variedad expresiva y en finura cuando, como ayer, no abusan de la potencia sonora y valoran los espacios de sobriedad en los que las voces limpias de Alberto Barea o Mariví Blasco (maravilloso su There is no rose) suenan con apenas uno o dos instrumentos acompañantes, muy singularmente, el órgano portátil.

Comentar

0 Comentarios

    Más comentarios