ARTE | puede verse en granada hasta el 24 de junio

Pintar sobre la lluvia: un sueño inalcanzable

  • Una muestra en el Centro José Guerrero aborda la relación entre la literatura y el arte visual a través de piezas de Magritte, Marinetti, Mallarmé y el poeta Juan Ramón Jiménez

¿alguien se imagina pintar sobre la lluvia? El artista Marcel Broodthaers no sólo lo imaginó, sino que lo intentó. La prueba está en la pieza audiovisual La pluie (Projet pour un texte), punto de partida de la nueva muestra en el Centro Guerrero. Bajo el título No se escribe, luminosamente, sobre un campo oscuro, la exposición recorre un siglo de vanguardias artísticas dedicadas a plantear "dudas", "fricciones", en palabras del comisario Óscar Fernández López, entre la literatura y las artes visuales. Piezas audiovisuales, instalaciones, esculturas, obra gráfica y pictórica y libros de artista tienen como objetivo mostrar al público "la relación fallida entre la imagen y la lectura, entre mirar y leer".

"Nosotros planteamos un problema y a partir de ahí insistimos. No queremos dar respuesta a una pregunta. La exposición simboliza un compromiso compartido de intentar navegar en una tormenta sin querer salir de esa tormenta. Se trata de una conquista de la libertad del artista. A través de las obras planteamos un debate subterráneo que se pregunta sobre los límites del arte, sobre cuáles son los límites entre la literatura y las artes visuales", dice el comisario acerca de la muestra que "plantea un problema tan antiguo que se remonta al origen de la escritura".

No se escribe, luminosamente, sobre un campo oscuro reúne a una veintena de creadores que, según el director del Centro José Guerrero, Francisco Baena, creen en una de las máxima de Samuel Beckett: "Lo intentaste. Fracasaste. No importa. Inténtalo de nuevo. Fracasa otra vez. Fracasa mejor". Entre los protagonistas de la exposición se encuentran el pintor surrealista belga René Magritte, el poeta y crítico Stéphane Mallarmé, el fundador del futurismo Filippo Tommaso Marinetti y el poeta onubense Juan Ramón Jiménez. Sin olvidar a creadores de actualidad como el cartagenero Javier Pividal o la artistas visuales Rosa Barba y Greta Alfaro.

La primera parte de la exposición funciona como un preámbulo y propone una visión panorámica de distintos episodios del arte y la literatura contemporáneos en los que hay "una confrontación" entre el texto y la imagen. El público podrá ver ahí las transcripciones taquigráficas de Juan Ramón Jiménez a partir de su poema Nostalgia, convirtiéndose así en "un escritor que mira a la página con ojos de pintor"; el manifiesto futurista escrito por Marinetti -titulado Les mots en liberté futuristes-; Les mots et les imagenes de Magritte, "un verdadero manifiesto contra el sentido unitario del lenguaje" publicado en la famosa revista La Révolution Surréaliste; y la obra La depresión en España de Fernando Millán, cedida por el Museo Reina Sofía.

Una de las obras más interesantes, que se encuentra en la primera planta, es Écrire en blanc de Pividal, "un libro de artista lleno de letras sin sintaxis que, sin embargo, derrocha sentido(s)". Su autor decidió crear esta obra "que juega a ser imagen o texto" para plantear al espectador una serie de cuestiones relacionadas con la estética y el sentido del arte.

Antes de llegar a la segunda parte de la exposición, el público se topará con "la primera película en color", en palabras de Orson Welles. Se trata de Broadway iluminado (1958), una pieza audiovisual pop del fotógrafo William Klein, recoge una serie de imágenes de letreros luminosos con el objetivo de cuestionar la cultura visual capitalista, que es para él "puro ruido".

La muestra acaba en una sala donde se exhibe un proyector modificado de cine de 16 milímetros, obra de Rosa Barba, que simboliza el sabotaje a la convención fílmica, o la obra de Greta Alfaro Still Life with Books II, producida para la muestra y que ofrece una colección de páginas con textos sobre la relación entre palabra e imagen arrancadas y cubiertas con azúcar cristalizada. "Trabajo esa metáfora de la imagen que entra con facilidad, con gusto. Uno abraza esa imagen sin darse cuenta de que puede tener un potencial peligroso, es decir, que no te deja leer, ni hacer esa aproximación crítica", reflexionó Alfaro acerca de su obra.

La exposición, que estará abierta al público hasta el 24 de junio, se completa con una selección de obras de José Guerrero en la última planta, donde la presencia del negro y de la oscuridad es patente.

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