flamenco

Rafael Riqueni: "Yo soy Sevilla"

  • El tocaor sevillano recibió el 'Compás del Cante' de la Fundación Cruzcampo

  • Patricia Guerrero es la flamante 'Nuevo Compás', un galardón de estreno

Rancapino Chico, Rafael Riqueni, Patricia Guerrero y Manuel Valencia, ayer en el Teatro Central.

Rancapino Chico, Rafael Riqueni, Patricia Guerrero y Manuel Valencia, ayer en el Teatro Central. / víctor rodríguez

La Sevilla de la etiqueta y la del corazón unieron ayer sus manos para hacerle compás a Rafael Riqueni. "Yo soy Sevilla", casi gritó al final de su emotivo discurso el autor de Parque de María Luisa. Lo dijo con el corazón en la mano en una alocución que nos emocionó tanto como las soleares y bulerías que tocó después. "Todo lo que hago, todo lo que toco, es por y para Sevilla".

Riqueni recordó en su discurso a su padre, "el causante de que yo esté aquí esta noche", en una velada que se convirtió en un cálido y largo abrazo para el compositor y guitarrista, que la calificó como "la más importante de mi vida". Se acordó de los que se fueron, sus maestros, el Niño Ricardo, al que evocó luego por soleá, Paco de Lucía, Enrique de Melchor, Mario Maya. Y Enrique Morente. También dijo que su caso puede ser un ejemplo para músicos más jóvenes: "Se puede recuperar la salud, la guitarra, el arte, la vida", aludiendo a las dificultades que ha tenido que afrontar en los últimos tiempos. La vida es, en efecto, según confesó, su fuente de inspiración. Dijo también a los jóvenes con los que compartió el escenario del Central que la carrera jonda es muy dura pero tiene sus recompensas. "Mi padre nunca soñó con una noche como ésta. Él era un enamorado del toque. Con tres años me regaló mi primera guitarra. Pero jamás soñó con esto. Lo único que ambicionaba era que tocara para los amigos. Y eso es lo que voy a hacer ahora", dijo antes de escanciar una cascada de falsetas por soleá, una música tan cálida como fresca, lírica y rítmica, sensual y mineral. Luego se acordó del Romero verde de Lole y Manuel para ofrecer una serie de variaciones por bulerías.

Minutos antes Patricia Guerrero, flamante Nuevo Compás, el galardón que se estrenaba en esta edición del Compás del Cante, había aludido también al maestro sevillano en los agradecimientos que ofreció tras recibir el premio. "Es todo un honor compartir algo con él. O, simplemente estar cerca de él". También se acordó de su familia y se sintió muy agradecida de ser el primer nombre que figura en la lista de este premio. A continuación la granadina ofreció un brillante dúo, podíamos calificarlo como paso a dos, con ese genio sevillano del cante llamado Juan José Amador (¿para cuando un Compás del Cante para Amador?) que le dio su voz profunda, sentimental, templada, vibrante, rotunda, monumental por cantiñas y su percusión corporal. Guerrero demostró el acierto del jurado al pensar en ella para este nuevo galardón. Guerrero es una intérprete vituosa, arrolladora, de frenético compás, pero aún conserva ese encanto naif, ese sentido directo de lo jondo que encandiló al maestro Mario Maya cuando la presentó. Los finalistas del Nuevo Compás, Rancapino hijo y Manuel Valencia nos dieron una pizca de su arte con las colaboraciones de Antonio Higuero, Carlos Pulido, Diego Pantoja, Luis Monje y Luis Cantarote. El chiclanero ofreció un cante por bulerías con guiños a los genios de los 70, Panseco o Camarón, en tanto que el tocaor jerezano presentó una composición propia, una melosa canción por bulerías de hipnótico estribillo.

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