Crítica 'Pasolini'

Retrato convincente de un genio

Pasolini. Biopic, Francia-Italia-Bélgica, 2014, 84 min. Dirección: Abel Ferrara. Guión: Abel Ferrara y Maurizio Braucci. Fotografía: Stefano Falivene. Intérpretes: Willem Dafoe, María de Medeiros, Riccardo Scamarcio, Giada Colagrande, Adriana Asti, Ninetto Davoli, Valerio Mastandrea, Tatiana Luter, Roberto Zibetti, Guillaume Rumiel Braun, Salvatore Ruocco, Diego Pagottoli.

Una película notable cuando Dafoe, extraordinariamente metamorfoseado en Pasolini, está en pantalla. Y que hubiera podido ser admirable si Ferrara se hubiera limitado a narrar con la sequedad y contundencia con que lo hace las últimas horas de vida del gran novelista, poeta, ensayista, polemista y cineasta. Desgraciadamente, tal vez cegado por el valor que ciertamente se necesita para filmar la compleja personalidad de Pasolini, se atreve también a recrear fragmentos del guión de Porno-Teo-Kolossal, la gigantesca película que su prematura y trágica muerte le impidió rodar. Supongo que Ferrara ha querido hacer un retrato integral en el que sus inminentes proyectos -y otros trabajos que tenía entre manos cuando fue asesinado, como la novela Petróleo- se visualicen, creando un fresco, a la vez realista y onírico, sobre Pasolini y su mundo interior.

Pero sólo Pasolini puede filmar un guión de Pasolini. Su personalidad, como paradójicamente demuestra el sobrio retrato que filma Ferrara y crea con genio Dafoe, era a la vez monolítica y poliédrica. Todo era uno en él y fruto de esa unidad llena de aparentes contradicciones (aparentes para quienes no son capaces de concebir los extremos de pureza y abyección que convivían dentro de él), surge esa formidable potencia creadora que lo convierten en un realizador único y unifica sus novelas, poesías, ensayos, artículos y películas. Tratar de visualizar las imágenes que germinaban dentro del último Pasolini -aunque fueran escritas por él en el guión nunca rodado- uniendo en una obra que hubiera sido asombrosa Pajaritos y pajarracos con Salò o las 120 jornadas de Sodoma, es una empresa destinada al fracaso. Y Ferrara fracasa en estos tramos de la película porque la marca del genio de Pasolini es dotar de una pureza escandalizada las representaciones más extremas de la abyección. Para lograr hacerlo sin incurrir en un porno que nada tenga de teo y poco de kolossal, hay que ser Pasolini. De lo contrario se cae en la superficialidad y lo grosero, es decir, en lo antipasoliniano.

Si se hubiera autolimitado, renunciando a hacer juegos con el proyecto pasoliniano Porno-Teo-Kolossal y su novela Petróleo, esta película habría hecho justicia a Pasolini. Y esto, dada su gigantesca personalidad humanista de artista total del Renacimiento, ya es decir mucho. Sobre todo si se trata de Abel Ferrara, interesante, pretencioso y sobrevalorado director que ha rodado muchos bodrios (y no sólo en la primera parte de su larga filmografía: reciente está la horrorosa Welcome to New York sobre el caso Strauss-Khan), algunas películas interesantes (Un cuento de Navidad, Mary) y unas pocas grandes obras (El teniente corrupto, El funeral).

Lo mejor de esta película es lo menos propio de Ferrara -por más sobrio, contenido y muy bien documentado- y lo peor es lo más de él, muy dado a elucubraciones sobre culpa, redención y religión, y a mezclar sexo, violencia y un cierto anhelo religioso. Esto, ha debido creer, le aproxima a Pasolini. Pero es más lo que les separa: la distancia que va de un director irregular y a veces interesante a un genio.

Afortunadamente lo mejor gana a lo peor en este retrato que, esperemos, descubra a quien no lo conozca el genio de Pier Paolo Pasolini. Un creador tan desconcertantemente lúcido que, en la entrevista que Furio Colombo le hizo pocas horas antes de su brutal asesinato y que la película recoge, dijo con una escalofriante clarividencia: "Por la vida que llevo pago un precio... Es como si bajara al infierno. Pero cuando vuelvo -si vuelvo- he visto otras cosas, más cosas… Pero prestad atención. El infierno está subiendo también entre vosotros… Su necesidad de golpear con la barra de hierro, de agredir, de matar, es fuerte y es general… Estamos todos en peligro". A la mañana siguiente su cuerpo brutalmente golpeado fue descubierto en la playa de Ostia.

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