Crítica de Cine

De Sacramento a la alfombra roja

Saoirse Ronan, en una escena de la película de Greta Gerwig.

Saoirse Ronan, en una escena de la película de Greta Gerwig.

Candidata indie del año a los Oscars del compromiso y la diversidad, la segunda película como directora de la otrora musa del mumblecore Greta Gerwig sabe tocar todas las fibras sensibles para las identificaciones universales y el retrato generacional del adolescente raro atrapado en las convenciones de un entorno provinciano.

Una cita de Joan Didion sobre la triste vida en Sacramento es el punto de partida y marca el tono que sobrevuela este clásico relato del coming of age que se suma a otras cintas recientes como Juno, Adventureland, Submarine o Las ventajas de un ser marginado en su mirada a la encrucijada adolescente, a ese tránsito hacia la vida adulta y todos sus peajes en forma de ritos de paso, para volcar el relato autobiográfico en unas formas suaves, luminosas y amenas donde la comedia y el drama se compensan en un guión repleto de etapas y momentos más o menos previsibles, del primer amor al irrenunciable deseo del vuelo libre, pasando por la amistad femenina o el rechazo a la institución escolar.

Con todo, Gerwig evita algunos clichés del subgénero gracias a una mirada compleja e incluso poco compasiva hacia su propio trasunto (interpretado una Saoirse Ronan con pleno dominio del personaje), dando una de cal y otra de arena a un (auto)retrato en el que tal vez un exceso de autoconsciencia teleológica se equilibra con el cariño, la empatía y el afecto hacia las propias dudas, torpezas y contradicciones y, especialmente, hacia el resto de personajes (el padre deprimido, el hermano, la amiga traicionada, los novios desastre) que lo rodean y le sacan brillo.

Y hay que rescatar muy especialmente a la madre que encarna Laura Metcalf haciendo verdaderos equilibrismos tonales, epicentro emocional y polo de tensión efectiva de un filme en el que muchas veces preferiríamos quedarnos junto a ella, en silencio, antes que saliendo a acompañar las aventuras, deseos, caprichos y decepciones de la propia Lady Bird.

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