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Música clásica

Schubert en el Himalaya

  • Carus ofrece la reconstrucción de una ópera inacabada de Schubert, 'Sakontala', una historia hindú de amor y magia

El interés de Schubert por la música teatral se manifiesta desde sus primeros escarceos con la composición. A los catorce años, el músico vienés escribía ya pensando en la escena, aunque su primer trabajo en el género no lo completaría hasta 1814, cumplidos los diecisiete: fue la ópera mágica Des Teufels Lustschloss (El palacio del placer del diablo), que jamás pudo ver representada y corrió la misma suerte que todas las que escribió: nunca fue editada durante su vida. Los repetidos fracasos con el teatro se convirtieron en fuente de amargura permanente para el músico.

De la veintena de proyectos teatrales que el compositor afrontó en su corta vida, muchos quedaron inacabados y de los que llegó a terminar sólo pudo ver dos sobre las tablas, Die Zauberharfe (El arpa mágica), melodrama con música, y Die Zwillingsbrüder (Los hermanos gemelos), singspiel en un acto, ambos escritos sobre libretos de Georg von Hofmann y presentados en Viena en el verano de 1820. De El arpa mágica suele tocarse su obertura y algún aria se escucha de vez en cuando de Los hermanos gemelos, pero son otros títulos dramáticos del músico los que más atención reciben en nuestros días, como los bellísimos fragmentos vocales de Claudine von Villa Bella, singspiel sobre Goethe iniciado en 1815 y jamás terminado; Alfonso y Estrella, ópera en tres actos de 1822; o Fierrabrás, ópera heroico-romántica en tres actos de 1823.

Sakontala, la hija del eremita se cuenta en cambio entre los trabajos inacabados del compositor. El libreto de Johann Phillipp Neumann sobre un original de Kalidasa, poeta clásico de la India que vivió entre los siglos IV y V, desarrollaba en tres actos una historia de amores, realeza, magia y espiritualidad en un lugar sagrado del Himalaya, un tema que se adaptaba a la perfección a la moda orientalista de la época. Schubert comenzó a trabajar en la obra en 1820: escribió las líneas vocales de los dos primeros actos y dejó esbozada la instrumentación, pero a principios del año siguiente, y sin que se conozcan las razones, abandonó el proyecto, que no fue rescatado para una primera audición hasta 1971.

En 2002, Karl Aage Rasmussen se interesó por la obra. Su primera intención era completar los fragmentos originales con música propia, pero al acceder al manuscrito se dio cuenta de que éste tenía más de 400 páginas de un nivel de detalle desigual pero globalmente notable, por lo que cambió su primer designio por un trabajo de reconstrucción de la parte orquestal y de reordenación del material, de forma tal que la obra tuviera sentido en los dos actos que el músico había dejado esbozados. El resultado se presentó en Metzingen el 4 de octubre de 2006, donde fue registrado por los técnicos de Carus en el doble CD que ahora trae Diverdi al mercado español. Son algo menos de 90 minutos de música nunca grabados con anterioridad y que incluyen una obertura, cuatro arias, un dúo, un trío, un cuarteto, un quinteto, un par de coros y otros números de conjunto. Si dramáticamente todo parece un tanto deshilachado, la belleza melódica y las figuraciones ajustadas con elegancia a la retórica del texto convierten la audición en un placer. Los solistas cumplen sin alardes, pero el Coro de Stuttgart es una auténtica maravilla y la orquesta de Bremen suena espléndida guiada por la batuta siempre cristalina y detallista del gran Frieder Bernius.

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