Miguel Brieva. Dibujante y escritor

"Sevilla está sumergida en formol para lo bueno y lo malo"

  • El historietista sevillano, que ayer firmó ejemplares de 'La gran aventura humana', presenta hoy este ensayo visual junto a Pedro G. Romero en el Pasaje Mallol

Miguel Brieva (Sevilla, 1974) reside en Madrid y trabaja estrechamente con Ecologistas en Acción.

Miguel Brieva (Sevilla, 1974) reside en Madrid y trabaja estrechamente con Ecologistas en Acción. / juan carlos muñoz

Miguel Brieva acaba de publicar en Reservoir Books (línea del gigante editorial Penguin Random House) una particular enciclopedia visual, La gran aventura humana, cuya promoción le devuelve estos días a la ciudad donde nació en 1974. Ayer firmó ejemplares en la Feria del Libro y hoy a las 20:00 presentará junto al artista Pedro G. Romero en Espacio Abierto (Pasaje Mallol, 8) este trabajo, en el que ahonda en su particular estilo sin dejar de ser fiel a influencias como las de Crumb y El Roto.

-Coincide la aparición de este ensayo gráfico con su participación en la muestra Sátiras de papel que el Centro de Estudios Andaluces exhibe en el Ayuntamiento de Sevilla. Da la sensación de que nunca se ha ido de aquí.

-Mis padres, que son médicos, estudiaron en Sevilla pero su primer trabajo en serio lo obtuvieron en Madrid así que yo era un bebé cuando nos fuimos. Luego, a los veintitantos, acabé instalándome en Sevilla varios años, de modo que las raíces y vínculos familiares se ampliaron con mis propios amigos, mi grupo musical Las Buenas Noches... Vengo aquí todo el rato pero que coincidan el libro y la exposición es una casualidad total.

-En este libro recupera algunas ilustraciones que usó previamente para carteles de festivales de esta ciudad, como el de Cine Europeo de 2012 o el Encuentro del Cómic y la Ilustración de 2009.

-Aunque nunca repito imágenes de un libro a otro, sí es cierto que siempre trabajo con la idea del reciclaje pues, como mi obra es tan dispersa, mi manera de darle sentido y un poco más de vida a todas esas viñetas, ilustraciones y dibujos por encargo es combinarlas en este tipo de libros con mis creaciones más personales.

-La ironía sobre el progreso está muy presente en La gran aventura humana, no sólo en los dibujos sino en una serie de textos muy personales: poemas, aforismos, sentencias... ¿A qué público se dirige esta obra?

-Llevo años tratando de reflexionar y dar una visión crítica del mundo actual, asunto al que he dedicado numerosos textos que guardaba en un cajón y no pensaba publicar. Sin embargo, me pareció que dándole este formato de enciclopedia ficticia estos textos tenían sentido y formaban las piezas de un puzzle gigantesco que aspiraba a intentar entender lo que somos y la concepción del progreso que nos ha traído hasta aquí. Bienvenido al mundo, mi primer libro con Reservoir Books, ya tenía que ver con esta fórmula al presentar en orden alfabético los trapos sucios de nuestra sociedad actual. Son los dos títulos más representativos de mi trabajo porque recogen las maneras fragmentarias con las que plasmo cosas que tienen que ver con todas las combinaciones imaginables entre lo gráfico y el texto.

-Parece que el tiempo ha dado la razón a esa visión pesimista sobre el cambio climático, la extinción de las especies o el deterioro energético e institucional que le dio a conocer a través de las viñetas de la revista Dinero.

-Llevamos décadas en una situación crítica pero este proceso se ha intensificado en los últimos años a raíz de la crisis. En Dinero abordé, a través del humor, temas que entonces se consideraban vintage y que ahora han regresado al primer plano, como la crisis del capitalismo o la apoteosis consumista. A raíz de colaborar más estrechamente con la editorial de Ecologistas en Acción he tomado mayor conciencia de la situación extrema en la que estamos. Hay quien me espeta que "soy un amargado o un pesimista" pero lo que me resulta curioso es que la gente no tenga una sensación parecida cuando lo difícil es nombrar hechos objetivos que sirvan para sostener una visión optimista. Hay un estado de nihilismo generalizado y de falta de futuro y esperanza que trato de abordar como una de las cuestiones clave de nuestro tiempo por más que sonría la gente en la publicidad y en los selfies. Creo que eso no es más que una reacción histérica ante una situación de pavor e indefensión.

-¿Cómo ha evolucionado su estilo visual en estos años?

-El estilo es algo que va sucediendo sin darte cuenta aunque hagas alguna decisión intencionada. Pero la situación global se ha tornado tan grotesca en sí que siento que el humor empieza a ser redundante, algo casi más balsámico y analgésico que instigador de la acción. Me gusta el humor como herramienta y lo seguiré practicando pero no sé hasta qué punto es constructivo y por eso considero que mi esfuerzo creativo debe ser construir a la contra del pensamiento hegemónico y ahí estaríamos todos llamados a participar porque el imaginario se construye entre todos, aunque en mayor medida implique a la gente de los oficios creativos como el cine, los medios, el espectáculo o la publicidad. En eso yo llevo una posición muy radical. Creo que todo esfuerzo creativo que no vaya en la dirección de esbozar -aunque sea de manera sutil- otro mundo mejor que éste, más sencillo y más equilibrado no sirve para nada.

-Su enciclopedia aborda tres etapas de la humanidad: pasado, presente y futuro. Esta última arranca con la entrada "Colapso". ¿No hay salida según Brieva?

-Es que si viniera un científico alienígena y viera la evolución que llevamos no llegaría a otra conclusión. Nuestra sociedad es como un paciente al que le han diagnosticado cáncer y podría curarse en un alto porcentaje siguiendo un tratamiento pero lo único que quiere, constante y obcecadamente, es hablar de fútbol y del nuevo peinado de una top model. Ese nivel que, si lo observáramos en un individuo concreto, nos llevaría a pensar que ha perdido el juicio, es la actitud que tenemos como sociedad. Y al igual que yo agradezco lecturas de otra gente que me abre los ojos, quise llamar la atención sobre estas problemáticas porque si no piensas en el cambio climático, la devastación económica, la crisis energética y sigues viviendo tu día a día como si nada, seguro que llegará el colapso. Para estar esperanzados hay que abrir los ojos.

-Participó en la colectiva Fin de fiesta à Séville que comisarió el pintor Curro González y que, aunque sólo se ha visto en Francia, reflexionaba sobre la construcción del imaginario local. ¿Cuál es su visión estética de Sevilla?

-Para mí Sevilla es un sitio alucinante que he ido descubriendo con el tiempo, de mayor, y mi acercamiento es ambivalente porque por un lado agradezco mucho su apego a la tradición porque eso la ha salvaguardado en parte de la destrucción mercantilista que han sufrido otras ciudades pero, a la vez, ese bagaje cultural puede ser una losa contra la expansión novedosa de la ciudad y encierra los relatos que ésta genera en una cárcel. Me consta que hay sevillanos que son capaces de gestionar las dos cosas: apreciar lo que de bueno tienen la Semana Santa y la Feria pero a la vez eso no les hace cerrarse a lo distinto que pueda venir ni a negar en nombre de los poetas del ayer a los poetas de hoy. Y digo que se trata de una losa porque la gente que mantiene ese legado es muy cerrada y Sevilla, para lo bueno y para lo malo, está como sumergida en formol.

Comentar

0 Comentarios

    Más comentarios