Las neurosis que afloran en las distintas mujeres que visitan una peluquería, la fascinación por los universos excesivos de las telenovelas y las adicciones a la comida o a los medicamentos son algunas de las obsesiones que desfilan, en clave de humor, por el espectáculo Sinónima y Antónima, que la compañía Sin Ánimo de Pulcro representa desde mañana hasta el domingo en La Fundición. Un cabaret cantado en directo que sus intérpretes definen como "divertido y dinámico, con un ritmo frenético en el que se cambia mucho de vestuario y en el que el objetivo principal es implicar al público", explica la actriz Cristina Almazán.
Sinónima y Antónima son dos mujeres cargadas de pasado -un historial de pastillas, crisis nerviosas, delirium tremens y "soledad, mucha soledad"- que comparten con el auditorio su disparatada visión del entorno. Almazán las ve como "personajes opuestos pero complementarios, que no tienen nada que ver pero se necesitan". Y la publicidad asegura de ellas que "salen de un estado de shock y entran en un electro-show".
El montaje, dirigido por Isa Ramírez, retoma canciones de los argentinos Extravaganza, una formación cuyo éxito propició una gira de nueve años de duración. Patricia Díaz, la otra actriz de Sinónima y Antónima, que trabajó con esta compañía, decidió adaptar al español los temas de Eduardo Bertaina "porque eran canciones maravillosas y conseguían una respuesta fantástica en el público". A partir de estas composiciones, Sin Ánimo de Pulcro elaboró una dramaturgia propia, un catálogo de obsesiones, en principio "muy femeninas" en las que finalmente cualquier espectador puede sentirse reconocido.
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