"Bastante más optimista", tanto por la demostración de cariño de la gente de su barrio como por el "interés en conversar" expresado por "todos los partidos políticos" de la ciudad. Salvador Távora hacía ayer balance ayer de las jornadas de puertas abiertas organizadas durante el pasado fin de semana, desde el viernes hasta el domingo, en el teatro que el dramaturgo abrió en una de las naves del Polígono Hytasa en 2007, y ahora en serio peligro de cierre debido a la deuda de 400.000 euros que arrastra el espacio.

"La respuesta ha sido muy entusiasta, y todo ha resultado muy emotivo. Creo sinceramente que ha sido una sacudida fuerte, una llamada de atención del mundo de la cultura", dijo Távora en conversación telefónica. A falta de cifras concretas -en ello trabajaban todavía la mañana de ayer él y su equipo-, el fundador de La Cuadra aseguró que a esas jornadas, que incluyeron danza contemporánea y clásica, flamenco, pop, lecturas de poesía, teatro y proyecciones de las obras de su compañía, asistieron "de 4.000 personas para arriba", en su mayoría del barrio del Cerro del Águila.

Entre esas personas hubo también "representantes de todos los partidos políticos", con los que pudo hablar y comprobar que la disposición para "ayudar" es "buena". Para estos días hay previstas una reunión del dramaturgo con el Ayuntamiento -será la tercera; y la fecha no está cerrada aún por cuestiones burocráticas sin importancia-, y otra con la Junta. Ambas serán importantes para el futuro del Teatro Salvador Távora. Se trata de evitar que el local vuelva a ser "un taller de coches", como expresó gráficamente la cofundadora de La Cuadra y mano derecha de Távora durante décadas, Lilyane Drillon, en la presentación el pasado jueves de esas jornadas de puertas abiertas y de la plataforma de apoyo al teatro, integrada por "la gente del Cerro y de otros barrios", y a la que apoyan también la Asociación Juan Bernabé de Lebrija, la de afectados por la hipoteca o profesionales del sector de las artes escénicas como José Luis Castro o Juan Ruesga.

"Estamos hablando para ver si encontramos una fórmula para que la cultura siga siendo un bien necesario", afirmó Távora, que desea que el apoyo a su teatro fuera "no sólo económico, sino también en el sentido de ánimo". En cualquier caso, dada la cuantía de la deuda del espacio -el propio Távora admite que en el centro del debate está la cuestión "no tanto de la rentabilidad como de la viabilidad" del proyecto-, sobre la mesa estará un tema crucial para encontrar una solución: la "refinanciación de la deuda". "La Caixa parece que está muy dispuesta...", afirmó Távora. "Yo creo que podemos dar con un punto de encuentro si hay buena voluntad política. Estamos en un momento de cambio y ahora lo que hay que ver es a dónde queremos ir con el cambio. Tenemos que encontrar un equilibrio entre la viabilidad del teatro y la utilidad social del mismo", añadió .